domingo, 31 de julio de 2016

Paz con enfoque de género

El 24 de Julio pasado se conoció una noticia fundamental en las negociaciones del gobierno de Colombia con las FARC, la inclusión del enfoque de género en los acuerdos alcanzados en La Habana.

¿Qué significa esta noticia? Por un lado, es la primera vez que se incluye un acuerdo de paz con enfoque de género y se da reconocimiento a los derechos de personas con sexualidades diversas.  Significa además que el fin del conflicto es una oportunidad para que las mujeres víctimas en su capacidad de trascender el dolor se conviertan en constructoras de paz, como sucede actualmente en muchas regiones.


Este es un paso importante y largamente esperado por las organizaciones de mujeres que trabajan por la paz. En Colombia, dichas organizaciones han tenido un papel fundamental en avanzar el camino hacia las negociaciones, crear conciencia entre la población, y canalizar la voz de las víctimas para escuchar su clamor: ¡no más guerra, no más odio, no más sangre! Como es de todos conocido, o quizás no tanto, la guerra la hacen los hombres y la cargan las mujeres, palabras sabias de una de las mayores impulsoras de los derechos de mujeres, María Teresa Arizabaleta.  

Los grupos de mujeres surgieron desde finales de los años noventa y principios del dos mil buscando crear conciencia y caminos para detener el conflicto armado en los territorios. Paulatinamente estos grupos se fueron uniendo y buscando reconocimiento, al definir estrategias, canalizar acciones y denuncias de todas las violencias.  Actualmente han surgido alrededor de 300 organizaciones que trabajan para  oponerse a los grupos armados de todas las vertientes políticas: insurgentes revolucionarios, grupos paramilitares, militares y estatales, y para reivindicar los derechos humanos de la sociedad civil.  

Sus acciones han generado confianza y solidaridad de organizaciones campesinas, indígenas, afrodescendientes, de desplazados, de víctimas, de familiares de víctimas de secuestrados y desaparecidos.  Sus consignas se escuchan por doquier: "¡Nuestro cuerpo no es botín de guerra!",  "¡No parimos hijos para la guerra", "¡Ni un paso ni un peso para la guerra!", "¡Las mujeres paz harán!" "¡Terminemos la guerra, construyamos la paz!" Con estos lemas han creado un clima de confianza entre los seguidores y escépticos; entre los que las amenazan, pero las temen; entre los que ignoran las secuelas del conflicto en las poblaciones apartadas, pero empiezan a escuchar y a creer. Lo más importante, las organizaciones de paz piden el desarmamento de todos los actores armados. Como dice María Teresa Arizabaleta, "Donde hay un hombre armado hay violencia: ¡aparece un oficial armado en una esquina, y en la otra hay un tipo pegándole a la mujer!", palabras claves para alcanzar la anhelada paz: el de-sar-ma-men-to!


Puntos del acuerdo
Vale la pena destacar los puntos del acuerdo, señalados por María Paulina Riveros, co-directora de la subcomisión de género:

1. Acceso y  formalización  de la propiedad rural en igualdad de condiciones.  El propósito es superar los obstáculos que afrontan las mujeres rurales para la formalización y acceso a la propiedad rural haciéndose explícito su derecho a la propiedad de la tierra.

2. Garantía de los derechos económicos, sociales y culturales de las mujeres. Las medidas de apoyo económico, las de superación de la pobreza, y estímulo de las economías locales respetarán el enfoque de género.

3. Promoción de la participación de las mujeres en espacios de representación y toma de decisiones y resolución de conflictos. Esto significa que por fin habrá una participación equilibrada de las mujeres en las instancias de decisión creadas en los acuerdos.

4. Medidas de prevención y protección que atiendan los riesgos específicos de las mujeres. En la implementación de medidas integrales de seguridad y protección deben materializarse acciones de prevención, incluidas aquellas contra la estigmatización por razón del género y la orientación sexual.

5. Atención psicosocial para la recuperación emocional de las víctimas. Esto es especialmente importante para las afectaciones particulares de la violencia sexual, una de las principales secuelas de la guerra.

5. Acceso a la verdad y a la justicia y medidas contra la impunidad. La creación de un grupo de trabajo de género al interior de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no Repetición.

6. Reconocimiento público, No estigmatización y difusión de la labor realizada por mujeres como sujetos políticos. El deber de contribución al desarrollo y promoción de una cultura de participación, convivencia y paz de los medios de comunicación, incluye valores no sexistas y de respeto al derecho de las mujeres a una vida libre de violencias en sus contenidos.

7. Gestión institucional para el  fortalecimiento de las organizaciones de mujeres para su participación política y social.

8.  Sistemas de información desagregados. El Sistema General de Información Catastral contendrá los datos desagregados por sexo, género y etnia para contar con información sobre predios en manos de mujeres, su relación con la tierra y las formas de titulación.

Un acuerdo de Paz que adopta un enfoque de género es aquel en el que todos: hombres y mujeres, y personas con identidad diversa son concebidos como ciudadanos, como sujetos políticos, como interlocutores e interlocutoras visibles del diálogo social, como eje de los modelos de desarrollo en condiciones de igualdad, destacó María Paulina Riveros. Es decir que tod@s podemos acceder a vivir en igualdad de condiciones en un país sin conflicto armado.

Elvira Sánchez-Blake

Referencias:
Riveros, María Paulina. Comunicado de la subcomisión de género. La Habana, 24 de julio, 2016.


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