domingo, 24 de julio de 2016

Transformación en positivo (Elvira Sánchez-Blake)




En medio del caos que se vive a nivel mundial de agresiones raciales, ataques terroristas, pugnas políticas y un temor generalizado, surgen en los intersticios acciones de individuos anónimos empeñados en cambiar el mundo con iniciativas de convivencia social armónica. Hay esperanza, me digo, porque estas pequeñas acciones son las que transforman desde la semilla, a nivel de base y de crecimiento, con impacto en las nuevas generaciones. Son iniciativas de paz que se llevan a cabo en la familia, en comunidades y en los territorios más afectados por el conflicto, las que van a transformar el país, no las que se decreten desde el gobierno.

Elizabeth Ortega, una de las líderes de la Ruta Pacífica del Valle, es la representante de Palmira y trabaja con las comunidades en las zonas circunvecinas. Portadora de una energía vital, su compromiso con las mujeres y la justicia social se transmite con una fuerza desbordante a través de sus gestos y palabras. Su gracia y afable trato se puede transmutar en las de una fiera cuando defiende sus convicciones. Con ella aprendí el concepto de desaprender aprendiendo, una estrategia que conlleva una sabiduría infinita en el proceso de transformación que debe acometer Colombia para superar sus vestigios de violencia ancestral.  ¿Cómo desaprender todos aquellas conductas aprendidas desde la cuna, los comportamientos que siembran agresividad y que transmiten odios por generaciones? ¿Cómo cambiar la cultura de prejuicios sociales y raciales que se adquieren en la familia, en el colegio y se reafirman más adelante en el campo laboral, donde todo cuenta, el apellido, la zona de residencia, el estrato a qué perteneces?  Son divisiones creadas para discriminar, separar, dividir, encasillar y fomentar las segregaciones que permean de una manera crónica a la sociedad colombiana.

Aprendamos que es posible una transformación si empezamos por cambiar comportamientos desde nuestra simiente. Si el individuo crece en un ambiente desprovisto de violencia familiar y se desarrolla dentro de condiciones de acceso a educación y de trabajo digno donde prime el respeto y la tolerancia, crearemos la base de una sociedad estable.  Aprendamos que es posible la convivencia pacífica, la igualdad y la justicia social, que no hay categorías fijas ni normativas que generan divisiones y que podemos aceptar las diferencias y ser diferentes sin pelarnos ni agredirnos. Esta es la premisa de pedagogía de paz que se adelantan en muchas regiones y la que ya está llevando a cabo una transformación en el proceso de transición que necesita Colombia.

Elizabeth Ortega se identifica con las mariposas por que está convencida de que la metamorfosis sucede en el interior y porque sí es posible cambiar comportamientos y actitudes: “Hay una transformación, aprendiendo desaprendiendo de la vida, luchando tenazmente contra la guerra por la libertad, con mucho amor”. En una entrevista realizada en Cali, Durante una de las actividades con la Ruta Pacífica, tuve la oportunidad  de hablar con ella. El siguiente video contiene apartes de la entrevista.


Elizabeth Ortega, como líder de la Ruta Pacífica, Palmira, y participante de la mesa de víctimas de esta localidad,  fue una de las organizadoras de la Escuela itinerante de Palmira, “Trenzando Saberes y Poderes” que tuvo lugar en el primer semestre del 2016. Esta iniciativa promovida por la Ruta Pacífica se orientó hacia el desarrollo de las capacidades de las mujeres en las zonas rurales a partir del reconocimiento y valoración de su experiencia comunitaria, su creatividad y su saber ancestral. En un recorrido por varios municipios del Valle del Cauca, las mujeres recibieron capacitación sobre comunicación, planificación, organización y liderazgo político. Asimismo, aprendieron a manejar los instrumentos de políticas de género, construcción de mapas de poder territorial y planes de acción de política pública. Actualmente se adelantan campañas de concientización sobre los instrumentos legales en material familiar y laboral y los derechos como víctimas del conflicto armado. Un elemento fundamental de los talleres y campañas es el reconocimiento de las mujeres sobre sus derechos sexuales y reproductivos. En todas estas acciones están presentes las integrantes de la Ruta Pacífica del Valle en coordinación con entidades municipales y departamentales.


 Este tipo de acciones que se llevan a cabo en varias regiones, promovidas principalmente por organizaciones de paz son consideradas iniciativas de mediación para promover la cultura de paz y convivencia social que tanto necesita el país. La mayoría de estas mujeres rurales, ancladas en espacios olvidados por el estado, afectadas por las múltiples violencias sufridas en sus regiones, están comenzando a adquirir conciencia sobre sus derechos y desmontando las creencias ancestrales de inferioridad, sometimiento y resignación para convertirse en agentes y líderes de cambio con nuevos espacios de acción y redención. Estoy convencida de que las nuevas generaciones criadas bajo estos parámetros vivirán en una sociedad mejor basada en condiciones de equidad y de la tan anhelada justicia social.

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