¿Cuántos
ciegos serán precisos para hacer una ceguera?
(José Saramago)
Nunca antes nos habíamos visto enfrentados a una situación como esta: confinados al aislamiento social bajo la
amenaza intangible de un organismo invisible con más poder que un arma
nuclear. La amenaza no tiene un color
político, no es de izquierda ni de derecha. Aunque muchos quisieran atribuirla
a sus enemigos ideológicos. No respeta razas ni procedencias étnicas, ni a ricos
ni a pobres. Todo el planeta se
encuentra amenazado. La única defensa:
distancia social y encierro total. El
mayor riesgo de esta medida es caer en la locura colectiva y paranoia
generalizada. Lo cual ya está ocurriendo.
Resulta que el ser humano es social por
naturaleza y la separación de sus semejantes puede resultar en una perturbación
mental más peligrosa que la enfermedad que se intenta prevenir. El encierro
obligado aun en compañía de “seres queridos” impone una convivencia constante
que degenera en desavenencias agudizadas por el miedo de contraer el virus
letal.
Este clima de irritabilidad se exacerba
si vivimos pendientes de las noticias que provienen del exterior a través de la
televisión y las redes sociales. El
bombardeo de noticias continuo sobre los datos crecientes de la pandemia y las
tasas de mortalidad genera un estado de ansiedad. Si a esto se suman las cifras de la caída
abismal de la bolsa de valores y el colapso inevitable de la economía, la
ansiedad se convierte en terror. Mientras en una pantalla las curvas suben
exponencialmente, en la otra, bajan a un ritmo acelerado. Una mala
combinación para el cerebro que procesa datos diametralmente opuestos a lo que está en capacidad de procesar.
Algunos hablan del apocalipsis y del fin
de los tiempos. No, eso no es tampoco. Otros de una catástrofe natural y de la
venganza del planeta. Hay quienes acuden a fuerzas sobrenaturales. Hay que ver solo el número de mensajes por
las redes sociales de videntes, oráculos y prestidigitadores que anunciaron
esta pandemia.
Creo que más alarmante que el contagio del virus,
es caer en inestabilidad mental.
Los elementos están dados: paranoia
informática, obsesión, desajuste del mundo natural; inestabilidad de los actos
cotidianos, encierro y enervamiento. Una distopía total.