jueves, 20 de marzo de 2025

Arremetida contra venezuela

Por Elvira Sánchez-Blake
 

Foto BBC MUNDO
 Los venezolanos esperaban una acción en contra del régimen de Maduro que les diera la oportunidad de retornar a la vida democrática que dejaron años atrás en su país. En cambio, el régimen de Trump arremetió contra los venezolanos con acciones que los despojan del Estatus de Protección Temporal (TPS), de sus derechos de asilo, y los declara enemigos con la deportación de más de 238 jóvenes acusados sin ninguna prueba de pertenecer a la banda Tren de Aragua.

La primera deportación masiva ocurrió el 16 de marzo. El mandatario acudió a una ley obsoleta  conocida como “Ley de Enemigos Extranjeros” que data de 1798, por la cual se avala la “detención y deportación de extranjeros que amenacen la seguridad del país en tiempos de guerra”. De esta forma el gobierno de EEUU declaró a Venezuela como enemigo de estado. 

Los venezolanos han reaccionado con estupefacción. No pueden creer que su héroe les haya dado la espalda. Aquel al que consideraban el salvador que les permitiría devolver el estado de derecho a su país y derrocar al tirano Maduro. No solo han sido reseñados como el prinicpal objetivo en su campaña antimigrante, han perdido su derecho de asilo, sino que al ser deportados ni siquiera podrán regresar a su país, sino a un lugar del que se dice, una vez se entra nadie sale nunca, peor que el infierno de Dante.

Las medidas son irónicas y paradójicas si se recuerda que el 95 por ciento de los venezolanos votó por el presidente republicano. No solo eso, sino que una gran mayoría demonizó a los demócratas y especialmente al gobierno de Biden-Kamala por sus políticas progresistas que asociaban con el régimen Chavez-Maduro.

Curiosamente fueron los demócratas los que otorgaron el TPS a los inmigrantes venezolanos que podían beneficiarse de esta protección migratoria con solo poner un pie en EEUU. Esta protección desapareció de un plumazo en una de las primeras ordenes ejecutivas de Trump, lo que dejó en el limbo a más de 300 mil venezolanos que pierden la TPS el 2 de abril. Otros 200 mil la perderán en septiembre próximo. Biden había autorizado la extensión del TPS hasta 2026, pero la orden ejecutiva de Trump canceló esta extensión.

Recordemos que el 16 de marzo el presidente acusó a la banda de El tren de Aragua de “perpetrar y amenazar con realizar una invasión predatoria contra el país”. Con esta base, ordenó que todos “los venezolanos en situación irregular migratoria, que tengan al menos 14 años de edad, sean detenidos y expulsados por ser enemigos extranjeros” (BBC). En el proceso no se sigue ningún procedimiento penal, ni se establecen pruebas y los acusados carecen del derecho a defensa alguna.

La ley del Enemigo Extranjero de 1798 es completamente anacrónica, en especial porque Venezuela no está en guerra contra Estados Unidos. La deportación de los 238 venezolanos a la mega cárcel de máxima seguridad El Cecot de El salvador tiene un doble fin, el de aprovechar la ausencia de un organismo legislativo salvadoreño --eliminado por Bukele en 2023--, que no requiere un trámite de juicio procesal a individuos que el gobierno considere criminales. Por otro lado, permite al gobierno de EEUU utilizar una cárcel de alta seguridad, sin tener que recurrir a los centros de detención de Estados Unidos, ni a la base de Guantánamo. Mientras tanto, Bukele se beneficia de las prebendas que su ayuda le proporcionará en el futuro en las relaciones con Trump. Es obvio que ambos mandatarios comparten las mismas tendencias autoritarias e intentan emularse uno al otro. Bukele en su tono fascista, y Trump, en sus deseos de eliminar de un plumazo cualquier organismo que se oponga a sus deseos de gobernar autocráticamente.

Un juez federal del Distrito de Columbia, James Boasberg, ordenó detener la expulsión de los detenidos, invocando la nulidad de la aplicación de la mencionada ley contra extranjeros, puesto que no hay guerra entre los países involucrados. Otros jueces han declarado que muchos de los detenidos no tenían ningún antecedente criminal. Nada de esto importó. La Casa Blanca negó haber desobedecido la decisión judicial bajo el pretexto de que los jueces federales no tenían jurisdicción para dar órdenes al Presidente de Estados Unidos. 

Según la BBC Mundo, Bukele se mostró muy complacido con la colaboración que le está prestando al gobierno estadounidense. Recibió a los deportados, comandó los procedimientos carcelarios y dijo que ofrecerá toda la ayuda en apoyar las políticas de su homólogo estadounidense. De acuerdo a la AP, El Salvador acordó recibir 300 migrantes deportados a cambio de una suma de seis millones de dólares. 

Percibo un estado de incredulidad y de desasosiego entre los venezolanos residentes en EEUU. Algunos todavía no se despiertan de la sorpresa de verse desprotegidos y sin ancla ante la evidencia de que ellos son los señalados. Otros se percatan de que su héroe los decepcionó. En lugar de las acciones que ellos esperaban: desconocer el gobierno de Maduro y declarar nulas las elecciones del 2024; o tal vez, algo más agresivo: ¿apoyar un golpe de estado? O simplemente, continuar con sus beneficios de inmigrantes protegidos cuya única preocupación era el alto costo de los huevos y de la leche. Pero ni tan siquiera esa esperanza está en los planes. Con las nuevas tarifas arancelarias, los precios de todos los productos de la canasta familiar se van a elevar por los cielos.

El caso es que los venezolanos en este momento se quedaron si protección, sin apoyo, sin beneficios y además de ser declarados como “enemigos”, tendrán que decidir sobre su situación migratoria ante la avalancha de políticas que arremeten principalmente en su contra. Para muchos es imposible regresar su país, y si la que consideraban su patria adoptiva los rechaza, ¿cuál es la alternativa?

Fuentes:

BBCMUNDO.COM. https://www.youtube.com/watch?v=j_hD3ooVCK0

lunes, 17 de marzo de 2025

Woke-AntiWoke

Por Elvira Sánchez-Blake                                                                                                                          

                                                                                    What is to be woke               

                                                                                                    To be aware and abreast…

                                                                                                                    (of information, issues and challenges before us)

                                                                                                                        Robert W. Blake

 

 

Este fin de semana me encontré con un venezolano arrepentido de votar por Trump. Cuando le pregunté cuál había sido la razón de su voto, afirmó: “era la única opción”.

-¿Y por qué?

-Cónchale, es  que yo no voté por Trump,  yo voté contra Kamala.

-¿Y por qué?

-Por su discurso Woke -Fue su respuesta contundente.

Entonces comprendí que el mundo actual se divide entre el Woke y Antiwoke.

El razonamiento del venezolano conductor de Uber era que Kamala abogada por los homosexuales y promovía el aborto; que los demócratas imponían en las escuelas los cambios de sexo y obligaban a las mujeres a abortar.  Cuando le argumenté que eso no era cierto, se puso energúmeno y trató de convencerme de que en varias escuelas de Florida había gente que promovía el homosexualismo.

-Es que están convirtiendo a los niños en homosexuales -aseguró con enojo-. Es el movimiento WOKE, ¡la bandera de la campaña de Kamala!

 

Al ver su irritación, temí que perdiera la compostura y nos estrellara, entonces traté de suavizar los ánimos.  Le pregunté si hubiera votado por otro candidato demócrata que no hubiera sido Kamala. Dudó un poco, y respondió que quizá los hubiera hecho. Dijo que hubiera votado por un hombre, alguno entre los gobernadores que estuvieron en la lista de nominados; alguien de la tendencia de Bill Clinton, a quien dijo admirar, sí lo hubiera hecho.

 

Comprendí también que la molestia era que Kamala fuera mujer y de color, y que además abogara por los derechos de las minorías en lo que él considera parte del discurso WOKE.

 

Desde que surgió una marca para nombrar las tendencias que defienden los derechos de las mujeres, la población LGBTQIA+, el derecho a decidir sobre su cuerpo, y demás propuestas progresistas, el Woke, también se ha despertado una contra reacción violenta que se define “AntiWoke”. Y esa división ha creado una barrera infranqueable entre los pro y anti Woke.

 

Woke es el pasado simple del verbo “Awake” (despertar). Desde que se comenzó a usar como el emblema del progresismo, se convirtió en el sello de un movimiento político que defiende los derechos de los desposeídos: las minorías: negros, mujeres, personas de color; la población LGBTQIA+ y los que defienden los derechos sobre el cuerpo de la mujer.

 

Pareciera que no hay términos medios. Mientras los Woke  establecen normas como el uso de pronombres y un discurso inclusivo que aspira a eliminar las diferencias genéricas, los Antiwoke censuran libros y la historia que en alguna forma se refiera a los derechos de los gays, de los afros o de las mujeres.  Así se han censurado libros en las escuelas de algunos estados, suprimido la enseñanza de la historia de la esclavitud, así como las formas alternativas genéricas y se han suprimido políticas tan importantes como el Affirmative Action y los programas de  Diversidad, Igualdad e Inclusión (DEI) inscrito en las normas educativas y laborales.

 

La discusión con el venezolano arrepentido me generó muchas preguntas respecto a la forma como el discurso Woke pudo haber radicalizado a muchos, que a último momento decidieron por el Antiwoke, por encima de sus convicciones.  El que votó por Trump, ahora se ve afectado por la cancelación del TPS (Estatus de Protección Temporal) y el derecho de la ciudadanía por nacimiento.  Sin embargo, su sentimiento Antiwoke primó sobre el riesgo personal que encarnaba su decisión.

 

 

 

 

 

 

lunes, 3 de marzo de 2025

Inglés como idioma oficial: una ataque a la cultura hispana en EEUU


Por Elvira Sánchez-Blake

La declaración del inglés como el único idioma oficial en Estados Unidos representa un ataque a la población hispana del país. Este intento de imponer una homogeneidad lingüística  ignora el  legado pluralista de un  gran segmento de la sociedad. Es una negación al derecho de expresarse en una lengua hablada por 60 millones de personas.  Es en esencia una cancelación de la cultura latina y su influencia en la sociedad estadounidense.

La orden ejecutiva que declara el inglés como idioma oficial firmada el sábado pasado pasó desapercibida en medio de tantas otras noticias críticas en el ámbito internacional. No niego que la estabilidad mundial se encuentra en peligro, y que el riesgo en que se encuentran  muchos servidores públicos de perder su trabajo a manos de Elon Musk, puedan ser asuntos de mayor gravedad. Sin embargo, la imposición de un mandato lingüístico merece una consideración especial.

El presidente ha dirigido una campaña de hostigamiento contra los hispanos, convirtiéndolos en el blanco del odio y la persecución. Durante la campaña electoral convenció a miles de votantes de que los hispanos son los responsables de todos los problemas económicos, el desempleo y la inflación. Desde el inicio de su mandato la primera orden fue llevar a cabo la deportación más grande la historia y lo ha cumplido. En menos de dos meses ya han sido deportados más de 20,000 hispanoamericanos, que incluyen individuos con permisos de trabajo o estatus de protección temporal.

La cruzada contra los hispanos hace parte de la orden de suprimir la Diversidad, Igualdad e Inclusión (DEI) de los programas educativos y del gobierno. ¿Quiénes son los más afectados con esta medida? Las personas de origen latino que acceden a programas de estudio y a oportunidades laborales.  Y no es por falta de capacidades--entiéndase bien--sino porque en general los hispanos tienen menos oportunidades en la formación integral.

La orden ejecutiva revoca un mandato del Presidente Clinton que ordenaba al gobierno federal  proporcionar documentos oficiales en varios idiomas. La nueva orden establece que “esta medida reforzará los valores nacionales y creará una sociedad más cohesiva y más eficiente”. La Casa Blanca ya eliminó la versión en español del sitio web como una de las primeras acciones de la nueva administración,

Creo que la declaración del inglés como idioma oficial no es una medida de cohesión de identidad ni de afirmación de los valores americanos, como se intenta convencer al conglomerado. Por el contrario, es una forma de censura, de discriminación y de negación de la identidad lingüística que ejerce una población de 60 millones de habitantes en el país.

¿Qué va a pasar ahora? Con esta orden, se elimina el español de los documentos oficiales en los organismos del gobierno, los sitios de internet y muchos de los servicios en español de las agencias del estado. No me sorprendería que como parte de esta orden, vengan otras medidas. Supongo que se instaurarán restricciones a los medios hispanos o que se eliminen las cadenas de radio y televisión que transmiten en español.  Es probable que se retiren los apoyos a las escuelas bilingües y a los sectores educativos que enseñan español y otras lenguas como parte de sus currículums.

Vivimos en un mundo globalizado donde la expresión en múltiples lenguas es un privilegio.  Constituye una apertura mental hacia nuevas dimensiones y hacia un entendimiento multicultural. Restringir la expresión en otros idiomas, además de absurdo es una regresión en la evolución humana y una muestra de la imposición del supremacismo que estamos viviendo en pleno siglo veintiuno. 

 

English version

The declaration of English as the only official language in the United States represents an attack on the country's Hispanic population. This attempt to impose linguistic homogeneity ignores the pluralistic legacy of a large segment of society. It is a denial of the right to express oneself in a language spoken by 60 million people. It is in essence a cancellation of Latino culture and its influence on American society.

The executive order declaring English as an official language signed last Saturday went unnoticed amid so many other critical news stories in the international arena. I do not deny that global stability is in danger, and that the risk that many public servants may lose their jobs at the hands of Elon Musk may be a more serious matter. However, the imposition of a linguistic mandate deserves special consideration.

The president has led a campaign of harassment against Hispanics, making them the target of hatred and persecution. During the election campaign, he convinced thousands of voters that Hispanic immigrants are responsible for all economic problems, unemployment and inflation. From the beginning of his term, his first order was to carry out the largest deportation in history and he has complied with it. In less than two months, more than 20,000 Hispanic Americans have already been deported, including individuals with work permits or temporary protected status.

The crusade against Hispanics is part of the order to remove Diversity, Equity and Inclusion (DEI) from educational and government programs. Who are most affected by this measure? People of Latino origin who access study programs and job opportunities. And it is not because of a lack of skills, but because in general Hispanics have fewer opportunities to access comprehensive education.

The executive order revokes a mandate from President Clinton that directed the federal government to provide official documents in multiple languages. The new order states that "this measure will reinforce national values and create a more cohesive and more efficient society." The White House has already removed the Spanish-language version of its website as one of the first actions of the new administration.

I believe that the declaration of English as an official language is not a measure of identity cohesion or affirmation of American values, as they are trying to convince the public. On the contrary, it is a form of censorship, discrimination and denial of linguistic identity exercised by a population of 60 million inhabitants in the country.

What is going to happen now? With this order, Spanish is removed from official documents in government agencies, websites, and many of the Spanish-language services of state agencies. I would not be surprised if as part of this order, other measures came. I assume that restrictions will be placed on Hispanic media or that radio and television networks that broadcast in Spanish will be eliminated. It is likely that support for bilingual schools and educational sectors that teach Spanish and other languages as part of their curricula will be withdrawn.

We live in a globalized world where expression in multiple languages is a privilege. It constitutes an open-mindedness to new dimensions and to a multicultural understanding. Restricting the use of other languages, in addition to being absurd, is a regression in human evolution and a sign of the imposition of supremacy that we are experiencing in the twenty-first century.

(Translated by Carol Hartz)