lunes, 16 de octubre de 2023

Barbarie y deshumanización en Medio Oriente


                                                        La locura es la medida del hombre cuando

se compara con la desmesurada razón de Dios.

    Michel Foucault

 

 

¿Cómo distinguir en una acción sabia que ha sido cometida por un loco, y en la más insensata de las locuras, que es obra de un hombre ordinariamente sabio y comedido? se pregunta Michel Foucault. ¿Cómo distinguir los niveles de demencia de líderes que manipulan el tablero del poder geopolítico para dictaminar quién vive y quién muere en un planeta dividido por fanatismos y extremismos?

 

El ataque a Israel ocurrido el pasado fin de semana por parte de Hamas pone al descubierto la crisis de valores humanitarios y el poder de los extremismos al máximo nivel. Horrores que nos recuerdan la Edad Media han sido cometidos por fanáticos religiosos convencidos de su causa con un nivel de barbarie desmedida. Como respuesta los israelitas han emprendido una cruzada de venganza contra todos los pobladores de la franja de Gaza sin importar a quién se lleven por delante. En medio de estos bandos se encuentra el mundo que ve con horror los niveles de deshumanización de dos bandos que han pasado dos milenios en un ciclo de pugnas y venganzas que parece no tener fin.

 

Los niveles de locura colectiva se agudizan cada vez más por el resurgimiento de los fanatismos religiosos y étnicos y poderes políticos que amenazan con implantar un dominio absoluto sobre el universo y sistemas económicos que se disputan los mercados y que absorben las riquezas en gigantescos monopolios. Cada vez se abren más las brechas y se agudizan los extremos de riqueza  y pobreza excesiva,  de avances tecnológicos y de ignorancia total, de explotadores y oprimidos.  Un conflicto de oposiciones que genera desigualdad, descontento y violencia que sólo difiere de otros tipos de agresiones precedentes en la historia por la aplicación tecnológica que permite mayor exterminio a menor esfuerzo. 

 

Dice Foucault que la locura es espejo reflejo de razón y sinrazón, reverso y anverso de un espejo donde se reflejan mutuamente una a la otra. Cada una es medida de la otra y en ese movimiento ambas se alimentan mutuamente. La humanidad se mueve en círculos de lucidez y desvarío. Nadie quisiera recordar las guerras que ocurrieron en el siglo XX ni de los horrores que nos dejó el regimen nazi y que continuan latentes. Sin embargo los síntomas que permitieron esos fenómenos están presentes: los odios étnicos y la intolerancia hacia el otro. Los magnates enamorados del poder y que acuden a cualquier tipo de artimaña para realizar sus ambiciones surgen en todas las latitudes. Las facciones extremas se hacen más agudas en todos los ámbitos y los fanatismos religiosos, étnicos y nacionalistas se encumbran sobre la racionalidad. 

 

Sabemos que el conflicto entre Israel y Palestina es de largo alcance y que los ataques de Hamas han dado pie para desencadenar una guerra a alto nivel por parte de Israel. El mundo se divide en bandos: los que apoyan la causa Israelí y los que defienden la causa palestina. Los blogs, podcasts y las redes sociales se desbordan recordando los origenes del conflicto; las historias bíblicas se recuerdan en uno y otro bando. Argumentos  de tierras prometidas y de las desendencias de Abraham sirven de sustento para justificar la barbarie. Detrás de todo eso no hay más que ambiciones de poder que no se nutren ni de historias sagradas ni de victimizaciones ancestrales. El peligro es que pueblos y naciones se sumen a uno y otro bando y se desate la insensatez total.

 

José Saramago en sus obras advirtió sobre la nube blanca que le impide ver lo que sucede a su alrededor porque los sistemas de poder están diseñados para controlar lo que el individuo percibe de su entorno.  La locura se convierte en una forma de razón, de alguna manera adquiere un sentido dentro del campo de la razón, por eso no se reconoce. Y nos envuelve, nos distorsiona la realidad y nos conduce en masa hacia un proceso alarmante de deshumanización.  Los recientes acontecimientos del mundo, como los ataques desmesurados entre Israel y Palestina demuestran que los lados del espejo se confunden entre el delirio de la razón y la sinrazón.

 

 

 

lunes, 4 de septiembre de 2023

Por fin, una brizna de justicia

 

Imputado General Mario Montoya por falsos Positivos

 

 

Aplaudo la decisión de la Jurisdicción Especial para la Paz  (JEP) de imputar al general Mario Montoya, por ordenar la ejecución extrajudicial de al menos 130 civiles inocentes  ocurridas entre los años 2002-2003.

 

Esta decisión es una victoria para las víctimas que han luchado por décadas para obtener una justicia al menos nominal y para limpiar el nombre de los que fueron tachados de guerrilleros injustamente por el Ejército nacional bajo órdenes de mandos superiores. Hasta ahora, han sido muy pocos los militares que han recibido condena por esta práctica criminal. Aunque se acojan a la JEP, estos hombres no tienen perdón porque ellos juraron acatar la constitución y las leyes y fueron formados en una institución que tiene una obligación ética y moral con la población.

 

El General Montoya, quien era comandante de la Cuarta Brigada de Medellín en esa época, fue acusado de “mentir sobre el número de bajas, encubrir casos de extralimitación del uso de la fuerza, presionar a los miembros de las unidades militares bajo su mando para obtener bajas en combate, emplear un lenguaje violento que exaltaba el derramamiento de sangre y ordenar que no se reportaran capturas por considerarlas resultados operacionales indeseados” (Comunicado de la JEP).  Aunque el general ha negado las acusaciones, las evidencias son innegables y han quedado demostradas tanto por las víctimas, como por sus subalternos militares, y por las investigaciones adelantadas por el equipo de la JEP durante años. 

 

La altanería y presunción del general es deleznable. Como respuesta a la evidencia de los Falsos Positivos durante su comandancia, culpó a los propios soldados bajo su mando de los asesinatos. Con un lenguaje  derogatorio dijo “los muchachos  que van al Ejército son los de abajo, los de estrato uno…. Nos toca enseñarles cómo se utiliza el baño, cómo se utilizan los cubiertos, entonces no es fácil”.  Esta respuesta a la pregunta de la magistrada en una de las audiencias, además de ofensivas, demuestran la bajeza moral y la carga de resentimiento que abunda en personajes de su calaña. 

 

Los Falsos positivos fue una de las campañas más macabras del Ejército colombiano bajo el mando del Jefe de Estado de la época.  Las ejecuciones extrajudiciales de personas inocentes señalados como guerrilleros, es uno de los crímenes  más aborrecibles del conflicto, puesto que fueron cometidas por los que tienen la obligación de salvaguardar la vida de los ciudadanos. Esta modalidad se realizó con los recursos, entrenamiento y sofisticación de la institución castrense  y en total desmedro de la dignidad humana hasta el punto de contarse 6,402 casos comprobados, todos ellos ocurridos entre los años 2002 y 2008.  La excusa de acabar con la subversión, bandera de esta campaña, no justifica en ningún sentido el horror de ofrecer dádivas, premios y beneficios a los que cumplían con la ejecución calculada y sistemática de matanzas indiscriminadas entre la población civil.

 

Montoya es uno de los generales más célebres en los últimos años, con varias condecoraciones, incluyendo seis cruces de Boyacá, se le atribuye la Operación jaque, en la que liberó a la candidata Ingrid Betancur en julio del 2008. También, lideró la famosa operación Fénix, en la que murió el segundo comandante de las FARC, Raúl Reyes. Quizás, la más sangrienta de sus acciones, fue la Operación Orión, un bombardeo realizado a la Comuna 13 de Medellín en octubre del 2002.  En este operativo, el Ejército se asoció con bandas paramilitares para asesinar a centenares de residentes en la Comuna, además de torturar y desaparecer a muchos más.

 

Según el comunicado de la JEP, la acusación contra Montoya constituye un punto de inflexión significativo en la búsqueda de Justicia y verdad, ya que delata que “los 'falsos positivos' no fueron aislados ni causales, sino que hicieron parte de una conducta sistemática y que se desprendió desde los altos puestos del Ejército hasta los distintos niveles de la cadena de mando".  La JEP continúa investigando a los altos mandos que estuvieron involucrados en estas prácticas y se espera que en algún momento lleguen a la cabeza de toda la operación. ¿Quién dio la orden? sigue siendo la pregunta que aún espera una respuesta contundente.

 

Fuentes

Daniel Pardo. “¿Quién es Mario Montoya?” BBC Mundo https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-58337459.

 

France 24. “Quiero bajas” JEP Imputa al exgeneral colombiano Mario Montoya por falsos positivos. https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20230831-quiero-bajas-jep-imputa-al-exgeneral-colombiano-mario-montoya-por-130-falsos-positivos

 

EL País. “Imputado el excomandante del Ejército Mario Montoya por crímenes de guerra y lesa humanidad”. https://elpais.com/america-colombia/2023-08-30/imputado-el-excomandante-del-ejercito-mario-montoya-por-crimenes-de-guerra-y-lesa-humanidad.html

 

 

 


jueves, 31 de agosto de 2023

De índices y censuras en el siglo XXI

 

Índices y censuras

Por Elvira Sánchez-Blake

Los hombres son criaturas muy raras: la mitad censura lo que practica; la otra mitad practica lo que censura”.

Benjamín Franklin

Y nosotros que pensábamos que las eras inquisoriales y la quema de libros habían sido superadas por la libertad de credos, de pensamiento y por el imperio de la razón. Pues, no es así.  En pleno siglo XXI los movimientos ultraconservadores acuden de nuevo a las censuras y condenas sobre el conocimiento y la libertad de expresión.

La censura de libros por supuesto no es nueva.  Desde que aparecieron los primeros códices, pergaminos o formas de expresión, los poderes institucionales han temido el poder de la palabra y el acceso al conocimiento.  En todas las culturas se han prohibido o censurado de alguna forma el acceso a libros y a las ciencias cuando se advierte que el saber es un arma mucho más peligrosa que un instrumento de agresión física.

Durante el imperio romano se quemaron y prohibieron libros, oráculos y escritos inflamantes o antirreligiosos. Esta costumbre se mantuvo cuando Roma adoptó el cristianismo y el fervor religioso arrasó con el saber humanista acumulado durante siglos por la cultura grecorromana por considerarlo pagano. 

El Índice de libros prohibidos  promulgado en 1564, fue una lista de libros vetados por la Iglesia Católica por ser considerados dañinos para la fe y la moral cristiana. Los que no cumplían las ordenanzas estaban sujetos a los castigos inquisitoriales. Miles de escritores con sus libros fueron llevados a la hoguera en esta cruzada de terror.

 Libros como El Quijote fueron censurados por alguna frase, que el autor, don Miguel accedió a suprimir, porque definitivamente su vocación no era la de mártir.  La obra de Nicolás Copérnico, que promulgaba la teoría física de las órbitas celestes fue condenada hasta 1758, cuando se levantó la prohibición. Los Miserables de Víctor Hugo fue prohibida desde 1862 hasta su publicación en 1959, un siglo después.

 Sin ir más lejos, autores recientes como Jean Paul Sartre, Jean Genet y Emil Cioran fueron prohibidos en pleno siglo XX.  Salman Rusdhie no solo fue vetado, sino condenado a muerte por el fanatismo religioso iraní, por considerar blasfema su novela, Los versos satánicos.  Hace menos de un año sufrió un atentado que casi le cuesta la vida.

Grandes obras literarias han abordado el tema de la condena de libros. Umberto Eco en El nombre de la rosa (1980) hace una crítica mordaz a la censura del saber durante la Edad Media. El autor presenta un mundo franqueado por las convicciones religiosas que confinaban el conocimiento en bibliotecas lúgubres donde solo unos privilegiados tenían acceso. Entretanto, los debates alrededor de dogmas y creencias entre los jerarcas de la Iglesia desembocaban en ordenanzas promulgadas en torno a la amenaza de la Inquisición para fundamentar el poder sobre masas obedientes e ignorantes.

El escritor norteamericano Ray Bradbury  aborda el tema de censura en su  libro Fahrenheit 451.  El protagonista de esta historia de ciencia ficción, tiene como tarea quemar libros prohibidos por causar discordia y sufrimiento.  1984 de George Orwell plantea la creación de un mundo distópico donde el Gran hermano controla el pensamiento unificado y no está permitido conocer la historia de la humanidad.  El infinito en un junco de Irene Vallejo trata sobre la historia de los libros desde el primer códice que se conoce hasta la escritura digital actual. La autora española hace un recuento de las diferentes formas en que los libros han sido censurados, quemados, impugnados, llevados a los altos tribunales y subyugado por los poderosos.  Esto es solo un ejemplo de los libros que exponen y condenan las censuras y prohibiciones al saber y al conocimiento humano.

La historia nos enseña que los vetos a libros en torno a temas de raza, género o “moralidad” que se han impuesto en estados como Florida, tienen una misma simiente. Las condenas y vetos a libros no son más que un arma para perpetuar y cimentar el poder de una tendencia ideológica que impone una sola manera de ver el mundo monolítica y excluyente. ¿Cuál es el fin último? No es diferente al de la Edad Media: el de mantener una masa ignorante y obediente a los esquemas orquestados desde el poder.

 Lo que sí es diferente en la actualidad, es que contamos con un gran acervo de recursos para oponernos a estas leyes y para defender el derecho al conocimiento y la lectura. Para eso existen los medios de comunicación, las redes sociales, asociaciones, instituciones, y la pluma y el arrojo de líderes de opinión, periodistas y educadores.

Organizaciones como Pen America y la Asociación Americana de Bibliotecas (ALA) han cuestionado a los legisladores que pretenden suprimir libros sobre “raza, historia, identidad de género, historia, orientación sexual y salud reproductiva, con un fin de sometimiento de grupos que representan estas tendencias.”

  Tanto Pen como ALA han invitado a la sociedad a organizarse por la libertad de expresión, a denunciar las condenas y restricciones de libros en escuelas y bibliotecas y a defender el derecho de leer y acceder al conocimiento.

 Los invito a unirnos al llamado de estas asociaciones con el fin de  promover iniciativas para combatir y defender la libertad de expresión y educar a la población sobre la importancia de la lectura con contenidos y criterios sólidos. Vale  recordar que en una sociedad donde se empieza quemando libros se termina quemando gente.

 

Fuentes

https://pen.org/report/banned-in-the-usa-state-laws-supercharge-book-suppression-in-schools

El Debate. 27 de junio 2023. https://www.eldebate.com/cultura/20230325/libros-clasicos-contra-libros-adoctrinamiento-ideologico-guerra-censura-recrudece-ee-uu_103444.html

 

 

martes, 16 de mayo de 2023

¿Quién dio la orden? Mario y Elsa, 26 años de impunidad

 Por Elvira Sánchez-Blake

Mario y Elsa, ambientalistas del Cinep asesinados el 19 de mayo de 1997.

El 19 de mayo se cumplen 26 años de impunidad del crimen cometido contra Mario Calderón, Elsa Alvarado y de su padre, Carlos Alvarado. Este hecho que constituye uno de los miles de asesinatos contra personas que trabajaban por la defensa del medio ambiente, las causas sociales y las comunidades, cobra vigencia ante el testimonio del jefe exparamilitar, Salvatore Mancuso.

 

Las declaraciones de Mancuso ante la JEP, constatan un asunto gravísimo: la connivencia de la fuerza pública, empresarios  y Estado con los grupos paramilitares con el fin de eliminar  a todos aquellos que se opusieran a los intereses de estos grupos. El testimonio de Mancuso destaca que estas acciones se ejecutaban bajo la presunción de combatir a la guerrilla y de eliminar sus redes de apoyo, pero en realidad, el propósito iba dirigido a apropiarse de territorios estratégicos para controlar el mercado y las rutas del comercio de drogas.  El antiguo jefe de uno de los bloques más sanguinarios de las autodefensas ha revelado que sus operaciones fueron apoyadas con entrenamiento,  armamento, logística, tropas y financiación por parte de los gobiernos de turno y de compañías de gran envergadura del país.

 

El testimonio de Mancuso me permitió reconocer detalles precisos que hacen parte de la investigación que realicé para el libro Suma Paz: La utopía de Mario Calderón y Elsa Alvarado (Icono, 2001).  En particular, constaté que los guerrilleros del EPL se unieron a las Autodefensas como condición a su proceso de desmovilización. Eso explica por qué Don Berna, quien fuera guerrillero del EPL, trabajó bajo las órdenes de Carlos Castaño coordinando la ejecución del crimen a través de la banda de sicarios, La Terraza. Además, Mancuso afirmó que Tierralta, Córdoba, fue una zona estratégica de las operaciones de las AUC y reconoció que los Embera Katíos  fueron víctimas de una campaña de exterminio por oponerse al proyecto hidroeléctrico de Urrá.  Mario Calderón, gran defensor de estos grupos indígenas y de su derecho a ocupar las tierras que le pertenecían desde siempre, se oponía a la construcción de la represa, razón por la cual recibió amenazas y se vio obligado a huir de Tierralta tras el atroz asesinato de su compañero de parroquia, Sergio Restrepo Jaramillo en 1989.

Mancuso menciona que las organizaciones de derechos humanos generaron incomodidad al denunciar los crímenes de los paramilitares ante instancias internacionales. Esto confirma la teoría de que el Cinep fuera considerado como un objetivo militar y que el asesinato de Mario Calderón, uno de sus miembros más visibles, obró como una advertencia y represalia dirigida al Centro jesuita. Al referirse a la colaboración  de entidades gubernamentales como la fiscalía y el DAS, que brindaban inteligencia y apoyo a las acciones paramilitares, se comprende por qué los sicarios ejecutaron el crimen utilizando uniformes de la CIT de la Fiscalía. Un asunto en particular fue el destino del celular que uno de los sicarios olvidó en la portería del edificio tras cometer el crimen. El rastreo del celular se utilizó para desviar la investigación hacia otros posibles culpables, cuando en realidad, ahora se comprueba que los miembros de la Fiscalía estuvieron involucrados. Queda claro además, que esta operación fue coordinada por el Bloque Capital, al cual también se refirió el jefe paramilitar.

Cuando Mancuso habla de las alianzas con el Departamento Administrativo de Seguridad- DAS, y de la participación de sus directivas en la interceptación de llamadas, seguimientos y de información de inteligencia militar,  se confirman las persecuciones que sufrieron muchos de los miembros del Cinep. Todo esto ratifica la participación tanto del DAS como de la Fiscalía en la ejecución del crimen, dos organismos del Estado con amplio accionar y relación directa con las estructuras criminales de la época. En su testimonio Mancuso reconoce que ellos acataban órdenes de instancias gubernamentales, militares y empresariales. Bajo su directriz, se ejecutaron numerosos  asesinato de líderes, estudiantes, profesores, periodistas y cualquier sospechoso de estar en desacuerdo con su ideología y de constituir un impedimento en el control social y territorial por parte de estos grupos.

 

El testimonio de Mancuso destapa el entramado de las relaciones paramilitares con miembros del Estado y de las fuerzas militares. En varias instancias se refiere a la colaboración de Pedro Juan Moreno Villa, Secretario del gobernador de Antioquia de la época, Álvaro Uribe Vélez. Según el exparamilitar,  Pedro Juan era amigo cercano y colaborador de las autodefensas; visitaba a menudo a Castaño, y les proporcionaba información, listas de objetivos militares y armamentos. También señala a José Miguel Narváez, instructor de la Escuela Superior de Guerra y posterior subdirector del DAS, quien era el encargado de llevar las listas de los señalados a Carlos Castaño. La referencia a las fincas en San Pedro de Urabá y a las Convivir de la zona, como centro de operaciones donde se planeaban los asesinatos y se definían las estrategias criminales coincide con la información de varios testigos de estos eventos. Fue en una finca de San Pedro de Urabá donde se dio la orden de los asesinatos de las cuatro personalidades que se cometieron entre 1997 y 1999: Mario Calderón, Eduardo Umaña Mendoza, Jesús María Valle y Jaime Garzón.  La pregunta crucial de quién dio la orden aún sigue sin respuesta. 

 

El caso de Mario y Elsa es uno entre miles de miles de asesinatos, masacres y desapariciones que han ocurrido en el país por cuatro décadas. Las declaraciones de Mancuso como aspirante a ser acogido por la Jurisdicción Especial para la Paz coinciden con denuncias y testimonios de muchos de los implicados y con las investigaciones realizadas por el centro de Memoria Histórica y el reporte de la Comisión de la Verdad. Por eso es creíble, aunque no deje de ser condenable. 

 

Es escalofriante comprobar que hemos vivido en un país donde se han cometido atrocidades comparables a las del holocausto nazi. Desde hornos crematorios, asesinatos selectivos, fosas comunes, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y persecuciones implacables contra líderes sociales y defensores del medio ambiente.  

 

En mi libro Suma Paz: La utopía de Mario Calderón y Elsa Alvarado destaco la importancia de conocer la verdad como un camino para sanar el dolor de este y otros casos donde aún reina la impunidad. Las declaraciones de Mancuso brindan un valioso aporte  para desentrañar las causas y dinámicas que operaron y que aún persisten en las estructuras político militares del país.  


miércoles, 26 de abril de 2023

En el día del libro: censuras y afrentas a la cultura




 Por Elvira Sánchez-Blake

¿Cómo celebrar un día del libro cuando en muchos estados se censuran los libros y el conocimiento? En cambio se aprueban leyes que favorecen el uso de armas y las glorifican como un símbolo de libertad.


Mientras los maestros de Florida tienen los estantes vacíos de libros por la censura impuesta por el estado, el congreso local acaba de aprobar una ley que declara el condado de Manatee como santuario del derecho a portar armas. Lo que significa que la gente puede comprar armas sin ningún tipo de restricción, a la vez que la educación se ve coartada con vetos a los libros y a las materias que se enseñan en las aulas.

En julio de 2022 el gobernador de Florida Ron DeSantis firmó la ley HB 1467, “que exige a las escuelas asegurarse de que los libros que allí se ofrecen estén libres de pornografía, se ajusten a las necesidades de los estudiantes y sean apropiados para su edad”. En diciembre de 2022, el Departamento de Educación hizo extensiva la normativa a las bibliotecas de las escuelas. Los maestros se han visto en la obligación de sacar libros de circulación que contengan alusiones a temas de raza, esclavitud, diversidad sexual o de género, y de referencias a otras culturas.

 

Además vetó todo material que hablé de inclusión, diversidad e igualdad bajo la normativa que prescibe: “no se permite material que presente la discriminación de una forma que "un individuo en virtud de su raza, color, sexo u origen nacional sea [considerado] racista u opresor, sea de forma consciente o inconsciente". Los programas de universidades sobre género y estudios afroamericanos están siendo eliminados y las palabras “esclavitud”, igualdad de género, derechos de mujeres y de minorías o de la población LGTBQ han sido suprimidas.

 

El gobernador y sus adeptos se proclaman defensores del derecho de los padres a decidir sobre las enseñanzas que reciben los hijos en las escuelas (Parents for Freedom). Todo lo cual es una falacia enmarcada bajo la premisa de que los niños deben protegerse contra la diversidad sexual y sobre el conocimiento de temas que los incomoden como es el pasado esclavista de la Unión Americana y las políticas negativas hacia otras culturas. De esta forma DeSantis pretende cancelar la cultura que él denomina “Woke”, porque, según su percepción, van en detrimento de la población blanca mayoritaria.

Como reporta BBC Mundo, de acuerdo con cifras del Florida Freedom to Read Project (FFTRP) se han objetado más de 900 títulos, de los cuales más de 400 habían sido removidos temporalmente de las bibliotecas y 65 terminaron siendo censurados.  Entre estos se cuentan novelas de autores de la talla de Toni Morrison, Margaret Atwood y Harper Lee; biografías del Dalai Lama, Rosa Parks, de la cantante Celia Cruz y del beisbolista Roberto Clemente. Estas censuras demuestran que no son los libros, sino los personajes de otras culturas a quienes se les censura y suprime por el racismo y xenofobia de unos pocos que intentan imponer su supremacismo en la población.

Para el cumplimiento de esta norma, se han designado “especialistas en medios” que van de escuela en escuela revisando y aprobando o censurando los libros de todas las materias. Esto ha llevado a que en varias aulas se encuentren vacías de materiales educativos, por temor a infringir algunas de estas medidas.

La censura de libros contrasta con la reciente aprobación de una ley de protección a la segunda enmienda, por la cual se  permite la compra de armas sin necesidad de chequeos y libera el porte de las mismas en forma abierta. El condado de Manatee fue designado como santuario para los amantes de las armas. Esto quiere decir que las normas que limitan el uso de armas a nivel estatal o federal no serán implementadas en Manatee.  De forma paradójica, este mismo condado es el que ha recibido mayor censura de materiales educativos en sus centros escolares.

Cuando se habla de censura de libros vienen a mi mente ecos de piras inquisoriales, índices de libros prohibidos, quemas de bibliotecas y condena al conocimiento. En un mundo en que la lectura ha sido suprimida o reemplazada por el acceso fácil a los 42 caracteres de Twiter, al mensaje instantáneo de WhatsApp y al facilismo de la inteligencia artificial, me pregunto, ¿cómo se puede proteger más a las armas que a la cultura? 

 


En el día del libro hago un llamado a la sensatez para que desde nuestras posiciones y posibilidades defendamos el conocimiento, la cultura y la lectura de libros con contenidos reales. Si eres maestro, enseña a tus alumnos con los medios a tu alcance; si eres bibliotecario, camufla los textos prohibidos  entre los de superación personal; si eres escritor, continúa la tarea de transmitir los mensajes de diversidad, inclusión e igualdad y justicia social a través de tus escritos. Y por favor, exige a tus legisladores vetar el uso de armas, y no de los libros.

 

Fuentes:

Ángel Bermúdez, “Las escuelas de Florida en las que los maestros deben ocultar los libros de la vista de los alumnos”. BBC News Mundo. 20 febrero 2023. https://www.bbc.com/mundo/noticias-64645715

 

viernes, 31 de marzo de 2023

El incendio en Ciudad Juárez: ¿crimen de lesa humanidad?

 Por Elvira Sánchez-Blake

El incendio de un centro del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez donde perecieron 38 personas debería ser considerado un crimen de lesa humanidad. Así lo manifestó Camilo Pérez Bustillo, fundador de la organización Witness at the Border.  El incendio del centro de migrantes ocurrió el lunes 27 de marzo en un acto que ha sido catalogado como deshumanizante ya que los propios guardias impidieron la salida de los hombres que murieron calcinados por las llamas. El propio presidente de México culpó a los inmigrantes de haber provocado el fuego y exculpó a los funcionarios del centro.

 

El canal Une América realizó un reportaje especial en el que entrevistamos a miembros de la organización Testigos de la Frontera sobre las implicaciones de los hechos ocurridos en Ciudad Juárez y las políticas actuales de migración que continúan produciendo actos de violencia, discriminación y deshumanización en la frontera. 

Camilo Pérez Bustillo, abogado de inmigración, declaró que este episodio fue una masacre anunciada, no simplemente, un homicidio.  Es la culminación de una serie de políticas públicas donde los gobiernos de México y de Estados Unidos tienen una corresponsabilidad por el trato inhumano que se les da a los migrantes en ambos países. El jurista señaló que las condiciones de la tragedia ameritan para que el caso sea declarado un crimen de lesa humanidad.

“Debemos traducir la indignación en acción”, dijo el fundador de Witness at the Border. Para él, la tragedia de Ciudad Juárez  es la culminación del contubernio que existe entre los gobiernos de México y de Estados Unidos que han transformado la frontera en un terreno de persecución y terror para los migrantes. Lo que sucedió es la culminación de una serie de políticas públicas donde ambos países tienen una responsabilidad de estado.  De esta forma, no solo debe responder el estado mexicano ante el sistema judicial mexicano, sino ante la justicia internacional.

Recordó que las personas que murieron en el incidente eran migrantes en ejercicio de un derecho internacionalmente reconocido, que es el derecho a migrar y a solicitar asilo. Este derecho se encuentra consagrado en la constitución mexicana y en la de Estados Unidos. “No descansaremos hasta que se logre la plena responsabilidad judicial de ambos países”, declaró.

Karina Breceda, defensora de los derechos humanos y coordinadora de un albergue para mujeres en Ciudad Juárez,  agregó que las comunidades de ambos lados en la frontera tienen una responsabilidad compartida también.  Reconoció que desde hace unas semanas se ha visto un cambio de actitud hacia los migrantes en una zona donde siempre se ha vivido un clima de acogida y respeto.  Un artículo de opinión publicado en un diario de Ciudad Juárez culpaba a los migrantes de estar ocupando los semáforos y de pedir dinero en los puentes, con una actitud xenofóbica. Esto generó una desconfianza hacia ellos y pedidos a las autoridades de desalojarlos e impedir que ocuparan los sitios públicos. Esta actitud se nutre de la narrativa de los medios a nivel nacional en Estados Unidos y México. Para Karina, la tragedia es un resultado del clima de desconfianza que se ha generado en prejuicio de los migrantes. En este momento los albergues en la zona de frontera están desbordados y la atención es insuficiente para la demanda.

La organización Testigos de la Frontera (Witness at the Border), es una organización que funciona como una veeduría de los hechos que se producen en la frontera a lo largo del territorio que separa México de Estados Unidos. Vielka Rivera Wambold explica que “somos testigos y portavoces de los actos de que ocurren en el cruce fronterizo". El lema de la organización es “the subversive act of seeing” (el acto subversivo de ver)”. El origen de Testigos de la Frontera se dio en El Paso, Texas, cuando se instauró  el centro de detención de jóvenes migrantes en el 2018, cuyo delito era haber atravesado la frontera en forma inapropiada. Luego se crearon otros centros de detención y separación de familias durante la era de Trump. En el caso de Ciudad Juárez, la organización se asegurará de que se tomen las acciones necesarias para pedir justicia ante las instancias internacionales de derechos humanos.

Vielka asegura que las políticas migratorias no han cambiado mucho en la administración Biden. Es cierto que el actual presidente ordenó la reunificación de los niños migrantes con sus familias, puso fin a la construcción del muro fronterizo y pidió revisar de los programas de inmigración legal cancelados por su predecesor. Sin embargo, las políticas  de detención y permanencia en la frontera esperando el asilo siguen vigentes. Se refiere al título 42 que condiciona el derecho de asilo a prevenir el contagio del COVID 19, medida que no ha sido derogada.

 

                                            Migrantes esperando cruzar el Río Grande

Actualmente las caravanas que recorren desde Suramérica, cruzando el tapón de Darién y que atraviesan toda Centroamérica quedan represadas en las ciudades fronterizas de México por meses sin dar resolución a sus casos. El caso de Ciudad Juárez demuestra que entre las víctimas del incendio se encontraban hombres en su mayoría centroamericanos provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras, además de venezolanos, un colombiano y dos ecuatorianos.

Estamos hablando de un tribunal de la conciencia, aseguró Camilo Pérez Bustillo. Los migrantes que murieron en Ciudad Juárez estaban ejerciendo un derecho justo, el de huir de violencia y persecución. Estas políticas agresivas contra migrantes fueron instauradas desde hace treinta años en la administración de Clinton, con una política que se define como prevención a través de la disuasión (prevention through deterrance).  Con estas medidas se asegura que el tránsito de los migrantes se haga de la forma más azarosa posible para disuadir a la gente de emprender el recorrido. Esa es la política oficial que no ha variado en las sucesivas administraciones sin importar el partido político.

Recordemos que “migrar no es un delito ni un crimen, asegura el abogado, es un derecho fundamental”.

El infausto suceso de la Ciudad Juárez permite hacer un llamado de atención sobre las políticas de migración, las actitudes hacia los migrantes y el crecimiento del fenómeno deshumanizante de gente que busca un asilo como un derecho fundamental. Se hace indispensable una transformación de la narrativa  a nivel de los medios de comunicación y del imaginario hacia los inmigrantes y un reconocimiento a sus derechos fundamentales.

El programa de Une America bajo la conducción de Carlos Alberto Vélez se puede ver en este enlace:

https://www.youtube.com/live/pWZVcQWB5Q8?feature=share

 



 

 



miércoles, 15 de marzo de 2023

En el mes de la mujer Yo también soy Me Too

 

 

Recientemente he visto tres películas sobre el tema del poder y el abuso que me dejaron muchas inquietudes. Todas tienen un tema común. ¿En qué momento una relación romántica amorosa se convierte en una relación abusiva?  Es decir, cuál es el punto de quiebre en que se cae en alguna de estas tres fases: el acoso, el abuso, o la violación. La primera película es "Anatomía de un escándalo" (Anatomy of an Scandal, Netflix, 2022). Esta serie maneja de forma magistral el tema de una relación existente entre una pareja que en un momento dado pasa de ser una atracción romántica y pasional, a convertirse en una violación porque no fue consensual.  La trama explora esa línea difusa entre el consenso y la violación. Aunque ella nunca dice no, se hace evidente que él aprovecha su acquiscencia para sobrepasar el límite y convertirse en depredador. Esta serie examina esta línea tan débil que se rompe cuando el balance de poderes es desequilibrado y en las que  el poderoso tiene a su haber el sistema que lo protege y lo exime del castigo. Es también una critica contra las formas que encubren la verdad haciendola pasar por la sutil fisura de la evidencia legal. La serie dirigida por David E Kelley y Melissa James Gibson con las actuaciones magistrales de Michelle Dockery y Sienna Miller, ofrece una crítica formidable a las relaciones que chantajean el amor y se convierten en un desbalance de poder y abuso.

 

La segunda película es Tar (2022, dirigida por Todd Field). Cate Blanchet intepreta un papel formidable como una mujer abusadora. Tar es una directora de orquesta que ha logrado la cima de una carrera musical, académica y artística. Un poco como contrariando el axioma que existe entre el desbalance entre los poderosos y los que están a su servicio, Tar va adquiriendo un poder cada vez más grande a través del ascenso en el mundo artístico.  Al escalar estos peldaños que la convierten en la gran directora de orquesta, se dedica a abusar a otras mujeres que están en la escala más baja. Con ese desbalance va construyendo una pirámide en la que ella es la dueña y controladora de todos los que la rodean. Lo peor es que nunca es capaz de reconocer su caída, y prefiere convertirse en una descastada antes que admitir su equivocación.  La película, nominada al Oscar de este año, demuestra que los abusos se imponen cuando un individuo, sea hombre o mujer, replica el modelo patriarcal. Cate Blanchet logra una actuacion extraordinaria en una película que requiere más de una mirada y deja numerosas inquietudes a la audiencia.

 

En la tercera pelicula, She Said, se hace un recorrido sobre el trabajo que hicieron las reporteras del New York Times para recoger la información sobre los abusos del productor de cine de Hollywood, el dueño de Miramax, Harvey Weinstein. La película está basada en el libro de Jody Kantor y Megan Twohey, She Said: Breaking the Sexual Harassment Story That Helped Ignite a Movement (2019). Tanto la película como el libro describen el proceso de buscar y conseguir los testimonios de mujeres abusadas por el director de cine, superando el miedo a represalias. Registra además el proceso de confrontar los temores y asumir las consecuencias. Así se van sumando más y más denuncias hasta lograr la publicación del artículo que destapó la olla y que posteriormente llevó a la demanda y condena del famoso director.  Pero la película no aborda solo el caso de Weinstein, sino que devela la cadena de los abusadores y cómo se protegen entre sí a través del sistema legal diseñado para encubrir a los depredadores. Este caso generó el nacimiento del Me too movement, el cual permitió visibilizar múltiples casos similares en el mundo.

 

¿Cuántas veces miles de mujeres nos enfrentamos a ese reto de confrontar, superar y salir adelante ante estos abusos y ante los abusadores que están ahí pendientes, en qué momento pueden meter la mano? Pero este desequilibrio tan grande se encuentra también con el hecho de que estos personajes no sean malos del todo y que los que están bajo su cargo,  reciben una cantidad de beneficios, por los que se sienten en deuda. Eso es lo que muestra la película Ella dijo:  los testimonios del miedo, el terror de estas mujeres a denunciar, muchas veces amordazadas por maniobras legales que exigen confidencialidad.  Sin embargo, a partir de el surgimiento del Me Too Movement en 2018 se logró una toma de conciencia que ha sacado a la luz tantos abusos y horrores que se siguen cometiendo y que seguirán porque el sistema está diseñado para proteger a los perpetradores y revictimizar a las víctimas. En todo caso, la gran pregunta que me hago yo en este momento es, ¿quién no? ¿Quién no ha sufrido un abuso, un acoso o una violación? La respuesta generalizada es ME TOO.

 

Con motivo del día de la mujer, me preguntaron: ¿por qué continúan las marchas y protestas de las feministas si supuestamente ya se han alcanzado tantos logros y derechos para las mujeres? La respuesta es que todavía falta un largo camino por recorrer. Solo en la superficie se aprecian estos logros. Mientras las estructuras legales, religiosas y sociales continúen obrando bajo los parámetros del orden dominante masculino, continuarán los abusos y los desequilibrios de poder que permiten legitimar toda clase de atropellos contra seres que se encuentran en la escala más frágil de la sociedad por motivo de género o de clase, llámense hombre o mujer.  Las luchas por cerrar estas brechas y solventar esas desigualdades continúan vigentes.

 

domingo, 8 de enero de 2023

La patria que nos duele

Una obra poética y narrativa de autores colombianos que miran a su patria desde la diáspora con una mezcla de amor y dolor.

¿Por qué el país no se detuvo para exigir a las guerrillas y al Estado parar la guerra política desde temprano y negociar una paz integral? ¿Cuál fue el papel del Estado y las instituciones que no impidieron y más bien promovieron el conflicto armado? ¿Dónde estaba el Congreso, dónde los partidos políticos? ¿Hasta dónde los que tomaron las armas contra el Estado calcularon las consecuencias brutales y macabras de su decisión?

 

Estas preguntas formuladas por el presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco de Roux, en el acto de lanzamiento del Informe, son las que increpan a los colombianos sobre el papel que cumplimos en medio del conflicto armado por más de sesenta años. Son preguntas demoledoras que deben confrontarnos con nuestro propio rol como espectadores y responsables directos o indirectos del horror. ¿Cómo pudimos permitir que esto pasara?

El Informe de la Comisión del Esclarecimiento de la Verdad fue revelado justo al término de la edición de el libro La patria que nos duele, una complilación de textos poéticos y narrativos de autores colombianos en el exterior, que acaba de ser publicado por la Fundación  Memoria Cultural. Entre los autores se cuentan académicos y escritores con trayectoria que a pesar de llevar tiempo fuera del país, se enfocan en las preocupaciones que siguen vigentes en su tierra natal. Janiel Humberto Pemberty actuó como compliador y editor; Luis Carlos Fallon, John Jairo Palomino, Pilar Vélez, Consuelo Hernández, Elvira Sánchez-Blake y Julio Garzón contribuyeron con sus escritos, y el profesor Michael Palencia-Roth, con el prólogo del volumen. 

             Este libro surge como una contribución a este proceso de memoria del conflicto armado, a través de expresiones poéticas y narrativas de nuestra propia vivencia o de experiencias indirectas que hacen parte del pasado reciente del país. Estas páginas se constituyen de este modo en testimonio a la construcción de una memoria colectiva que hace posible interrogarnos a nosotros y a los lectores sobre nuestra participación y contribución a esa verdad histórica. 

A lo largo de estas páginas los autores escribimos sobre algunos eventos emblemáticos que marcaron la historia, tales como la Guerra de los Mil Días, El Bogotazo, la toma del Palacio de Justicia y la firma del Acuerdo de Paz. Al mismo tiempo contamos desde diversas perspectivas relatos de desplazamiento forzado, desapariciones, violencia sexual, como también acciones de resiliencia y de supervivencia de los afectados por el conflicto. Las voces poéticas arengan por una paz necesaria desde una multiplicidad de recursos metafóricos y alegóricos. En su conjunto el compendio hace un llamado a la reconciliación desde todas las vertientes y desde nuestras propias historias personales nos hacemos parte del conjunto de voces que claman por un tránsito hacia una era de esperanza.

No es fortuito que los poetas y narradores de estas páginas escribamos desde el exterior. Aunque todos hemos dejado el país por razones distintas –algunos por asuntos económicos, por oportunidades de estudio, por asilo y por necesidad– todos concurrimos en la visión de Colombia con una mirada de nostalgia y de dolor. La patria que duele es el motivo que nos congrega en estas páginas provenientes de escritos que cada uno guardaba en archivos o que había publicado en colecciones aisladas. La invitación a reunir estas expresiones en torno a una Colombia sufrida nos permitió unirnos en una voz colectiva que desde la distancia piensa, siente y se solidariza con su dolor. La distancia también permite una percepción objetiva y analítica de las realidades que vistas desde la óptica externa hacen posible un acercamiento con una posición crítica. 

Con el lanzamiento del Informe de la Comisión de la Verdad, el pueblo colombiano y la comunidad internacional tienen el reto de leer, aprehender y construir sobre la verdad incómoda. Estas páginas son un aporte a este proceso, porque sus historias también descubren, indagan y convocan a explorar y a entender sobre las experiencias dolorosas que hemos vivido los colombianos en las últimas décadas. 

¿Qué sigue ahora? El trabajo es sanar y restablecer una convivencia armónica. La tarea también es concientizar a la ciudadanía para que comprenda que todos somos parte de esta verdad amarga que destapa el informe: hemos sido víctimas y victimarios por acción y por omisión al presenciar tantos actos violentos que sucedían a nuestro alrededor sin inmutarnos. Las historias de este libro son también verdades incómodas que, aunque escritas en forma poética y narrativa de ficción, son realidades certeras que hacen parte de nuestra historia común que debemos conjurar y Nunca Más repetir.

[Este texto  constituye el epílogo de La patria que nos duele].

La patria que nos duele se encuentra disponible en Amazon y en Barnes and Noble.