Una obra poética y narrativa de autores colombianos que miran a su patria desde la diáspora con una mezcla de amor y dolor.
¿Por qué el país no se detuvo para exigir a las guerrillas y al Estado parar la guerra política desde temprano y negociar una paz integral? ¿Cuál fue el papel del Estado y las instituciones que no impidieron y más bien promovieron el conflicto armado? ¿Dónde estaba el Congreso, dónde los partidos políticos? ¿Hasta dónde los que tomaron las armas contra el Estado calcularon las consecuencias brutales y macabras de su decisión?
Estas preguntas formuladas por el presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco de Roux, en el acto de lanzamiento del Informe, son las que increpan a los colombianos sobre el papel que cumplimos en medio del conflicto armado por más de sesenta años. Son preguntas demoledoras que deben confrontarnos con nuestro propio rol como espectadores y responsables directos o indirectos del horror. ¿Cómo pudimos permitir que esto pasara?
El Informe de la Comisión del Esclarecimiento de la Verdad fue revelado justo al término de la edición de el libro La patria que nos duele, una complilación de textos poéticos y narrativos de autores colombianos en el exterior, que acaba de ser publicado por la Fundación Memoria Cultural. Entre los autores se cuentan académicos y escritores con trayectoria que a pesar de llevar tiempo fuera del país, se enfocan en las preocupaciones que siguen vigentes en su tierra natal. Janiel Humberto Pemberty actuó como compliador y editor; Luis Carlos Fallon, John Jairo Palomino, Pilar Vélez, Consuelo Hernández, Elvira Sánchez-Blake y Julio Garzón contribuyeron con sus escritos, y el profesor Michael Palencia-Roth, con el prólogo del volumen.
Este libro surge como una contribución a este proceso de memoria del conflicto armado, a través de expresiones poéticas y narrativas de nuestra propia vivencia o de experiencias indirectas que hacen parte del pasado reciente del país. Estas páginas se constituyen de este modo en testimonio a la construcción de una memoria colectiva que hace posible interrogarnos a nosotros y a los lectores sobre nuestra participación y contribución a esa verdad histórica.
A lo largo de estas páginas los autores escribimos
sobre algunos eventos emblemáticos que marcaron la historia, tales
como la Guerra de los Mil Días, El Bogotazo, la toma del Palacio de Justicia y
la firma del Acuerdo de Paz. Al mismo tiempo contamos desde diversas
perspectivas relatos de desplazamiento forzado, desapariciones, violencia
sexual, como también acciones de resiliencia y de supervivencia de los
afectados por el conflicto. Las voces poéticas arengan por una paz necesaria
desde una multiplicidad de recursos metafóricos y alegóricos. En su conjunto el
compendio hace un llamado a la reconciliación desde todas las vertientes y
desde nuestras propias historias personales nos hacemos parte del conjunto de
voces que claman por un tránsito hacia una era de esperanza.
No es fortuito que los poetas y narradores de estas
páginas escribamos desde el exterior. Aunque todos hemos dejado el país por
razones distintas –algunos por asuntos económicos, por oportunidades de
estudio, por asilo y por necesidad– todos concurrimos en la visión de Colombia
con una mirada de nostalgia y de dolor. La patria que duele es el motivo que
nos congrega en estas páginas provenientes de escritos que cada uno guardaba en
archivos o que había publicado en colecciones aisladas. La invitación a reunir
estas expresiones en torno a una Colombia sufrida nos permitió unirnos en una
voz colectiva que desde la distancia piensa, siente y se solidariza con su
dolor. La distancia también permite una percepción objetiva y analítica de las
realidades que vistas desde la óptica externa hacen posible un acercamiento con
una posición crítica.
Con el lanzamiento del Informe de la Comisión de la
Verdad, el pueblo colombiano y la comunidad internacional tienen el reto de
leer, aprehender y construir sobre la verdad incómoda. Estas páginas son un
aporte a este proceso, porque sus historias también descubren, indagan y
convocan a explorar y a entender sobre las experiencias dolorosas que hemos
vivido los colombianos en las últimas décadas.
¿Qué sigue ahora? El trabajo es sanar y restablecer una convivencia armónica. La tarea también es concientizar a la ciudadanía para que comprenda que todos somos parte de esta verdad amarga que destapa el informe: hemos sido víctimas y victimarios por acción y por omisión al presenciar tantos actos violentos que sucedían a nuestro alrededor sin inmutarnos. Las historias de este libro son también verdades incómodas que, aunque escritas en forma poética y narrativa de ficción, son realidades certeras que hacen parte de nuestra historia común que debemos conjurar y Nunca Más repetir.
[Este texto constituye el epílogo de La patria que nos duele].
La patria que nos duele se encuentra disponible en Amazon y en Barnes and Noble.
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