jueves, 29 de febrero de 2024

El retorno de Mancuso

 Por Elvira Sánchez-Blake

                                   El exparamilitar Salvatore Mancuso a su llegada a Bogotá (Foto AP).

El regreso del excomandante paramilitar Salvatore Mancuso a Colombia plantea un desafío inquietante en este momento histórico. ¿Será posible aprovechar su aporte para descubrir los horrores del conflicto armado que siguen encubiertos y llevar a la justicia a los que dieron la orden?

Ya se sabe que las declaraciones de Mancuso son muy peligrosas para muchos estamentos que siguen involucrados en las altas esferas de la política, de la clase empresarial y de las fuerzas militares. Las revelaciones del excomandante ante la Jurisdicción Especial Para la Paz en mayo del 2023 señalaron a varias personalidades y develaron perversas  maquinaciones tras las bambalinas del poder. Con su retorno al país, tras cumplir 15 años de condena en EE UU por narcotráfico, se espera que sus testimonios ante los tribunales de Justicia transicional, tanto de la JEP, como de Justicia y Paz  sustenten sus señalamientos para esclarecer muchas verdades y para llevar a la justicia a los grandes perpetradores que aún siguen impunes.

Gracias al testimonio de Mancuso, se han encontrado los cementerios, hornos crematorios y las fosas comunes donde se ocultaron miles de cuerpos de desaparecidos en los lugares que él indicó en su testimonio ante la JEP. El exparamilitar señaló también a muchos implicados en los esquemas criminales. Se refirió concretamente al exsubdirector del DAS, José Miguel Narváez, y el rol que jugó en ordenar los asesinatos de numerosos líderes políticos y defensores de derechos humanos. También develó detalles sobre la planificación de las masacres de El Aro en 1996 y de la Granja en 1997, en las que tuvo una participación decisiva la gobernación de Antioquia de la época y oficiales de la Cuarta Brigada de Medellín. Asimismo, señaló a Francisco Santos como el cerebro detrás de la creación del Bloque Metro y confirmó que las Convivir servían como la fachada legal de la violencia paramilitar. Una de sus afirmaciones más incriminatorias fue  la incidencia que tuvieron las autodefensas en las elecciones presidenciales de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe Vélez, y en la reelección de este último.

Estas acusaciones han sido verificadas, pero muchos de los responsables siguen campantes. Esta es la oportunidad de definir sus culpabilidades con testimonios incontrovertibles.

El Centro de Memoria Histórica se prepara para revelar datos actualizados de las víctimas del conflicto armado en el mes de abril. El asesor de comunicaciones del Centro, Jorge Aguilera, anticipó que las investigaciones han confirmado aproximadamente 10,000 ejecuciones extrajudiciales (falsos positivos), 100,000 desaparecidos y 9 millones del total de víctimas como resultado de la guerra interna. Estas cifras superan con creces las que había reportado el Centro de Memoria Histórica y el informe de la Comisión de la Verdad. La nueva actualización será presentada oficialmente el 9 de abril, una fecha designada para conmemorar a las víctimas.

Es cierto que muchos colombianos desearían que el capítulo de la guerra se cerrara de una vez por todas y no saber nada más sobre el asunto. Actualmente se percibe un hastío emocional. Los que esperaban que el gobierno del cambio transformara el país solo ven caos y decepción. Y los que se limitan a cerrar los ojos y oídos frente a la realidad de lo que pasó y sigue pasando en Colombia son los que perpetúan el culto por el expresidente “salvador” que los liberó de la guerrilla y ejerció mano firme cuando se necesitó, sin importar el número de masacres y de víctimas que pagaron el costo.

En ese clima político la llegada de Mancuso se perfila como la oportunidad de lograr un cierre frente a las preguntas que aún quedan sin resolver. El exparamilitar debe otorgar pruebas fehacientes de los vínculos de los grandes personajes de la clase política con las masacres, desapariciones y órdenes de ajusticiamiento que llevaron a cabo las Autodefensas Unidas de Colombia. El conocimiento de esta Verdad tal vez podrá cerrar por fin y para siempre las heridas que aun sangran en Colombia, como lo afirmó Yolanda Ruiz en su columna de El País.

En un comunicado dado a conocer a su llegada a Colombia, Mancuso aseguró que cumplirá con el deber de trabajar por las víctimas en las comunidades y en sus territorios. Dijo que su objetivo es ponerse "al servicio de una agenda de paz que permita evitar que Colombia sea una fábrica eterna de víctimas y de dolores colectivos”.  Por último, se definió a sí mismo como un agente de cambio “dispuesto a trabajar por la paz y reconciliación”.

Mancuso se ofreció a dialogar con los reductos de los bandos paramilitares que aun operan en el país: las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Clan del Golfo) y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra. En ambos casos cumplirá con su rol como negociador y gestor de paz que le otorgó el Presidente Petro. 

¿Podemos esperar que Mancuso cumpla sus promesas y su gestión como agente de paz? Es cierto que sobre él pesan 390 procesos judiciales pendientes y que su pasado criminal lo hace un sujeto poco fiable. Pero al menos, él ha pagado condena y ha confesado su responsabilidad como actor de la guerra. Hay muchos personajes que siguen ejerciendo su poder impunemente en las altas esferas de la política y que a la sazón, deben estar aterrorizados por las prontas revelaciones de su antiguo compinche y compañero de armas.