Elvira Sánchez-Blake
La estrategia del catrochavismo tuvo un éxito rotundo en las elecciones de Florida. Dicha estrategia ideada por el uribismo, ganó el plebiscito que rechazaba el Acuerdo de Paz en Colombia en el 2016, y llevó a la presidencia al pupilo del Caudillo en la contienda presidencial del 2018. No contentos con esos triunfos, acaba de ganar el voto hispano que aseguró los 29 votos electorales de Florida a favor del candidato republicano de Estados Unidos.
Todo parece indicar que la campaña de Trump contrató los valiosos servicios del Centro Democrático para asegurar el triunfo sobre los hispanos en Florida. Al igual que en las campañas que tuvieron éxito en Colombia, utilizaron un discurso manido basado en la amenaza del socialismo castrochavista. Esta campaña persuasiva resultó ser de una efectividad admirable sobre una población incauta, incapaz de análisis crítico, y de falta de conciencia sobre los verdaderos peligros que nos acechan.
De nada valen las evidencias del gobierno de Trump con sus políticas fallidas en todos los ámbitos. No solo la economía ha resultado ser una falacia que se derrumbó cuando apareció el Covid. Ni la incapacidad demostrada en el manejo de la pandemia, a un nivel inferior que ningún otro país en el mundo. Tampoco es el peligro que supone desplomar el sistema de salud que ha otorgado un mínimo de cobertura a un gran número de población más desprotegida. Ni que hablar de la negación de la ciencia y la eliminación de políticas de protección ambiental, causando desastres naturales como los incendios forestales del oeste del país y la falta de medidas para prevenir catástrofes climáticas. Lo más doloroso es que los hispanos que votaron por Trump no se dan por aludidos ante la campaña de odio contra los hispanos, la persecución a los inmigrantes, la xenofobia desplegada contra todos los latinos por igual. La separación de los padres e hijos en la frontera es una de las políticas más inhumanas contra un grupo étnico solo comparable con el holocausto nazi.
Ninguna de estas evidencias fue suficiente para contrarrestar el discurso castrochavista nefasto del trumpbismo. Los latinos de Miami se unieron a las marchas y caravanas en pro de su líder con arengas que despotricaban contra el peligro de instaurar un gobierno como el de Maduro, Ortega o Castro. ¿No se dan cuenta acaso de que el caudillo al que rinden culto es mucho más parecido a estos personajes con sus ínfulas de monarca, sus tendencias despóticas y sus dotes de tirano? ¿No perciben que es mucho alarmante el rumbo que ha tomado el gobierno dirigido a convertir al país en un modelo de dictadura que coarta los derechos civiles individuales? No han comprendido que cada vez se implanta con mayor fuerza el supremacismo blanco con el apoyo de milicias armadas similares al sistema paramilitar que prevaleció y co-gobernó en Colombia durante la primera década del milenio?
Por fortuna, Florida es solo un estado, y pese a que la desilusión del proceder de los hispanos es mayúscula, no va a prevalecer, porque el resto del país tal vez demuestre que es posible cambiar el rumbo del país y retornar a un gobierno democrático de respeto y dignidad.