lunes, 15 de febrero de 2021

El periodismo amenazado

Por Elvira Sánchez-Blake

 

En su novela 1984, George Orwell presenta una parábola de lo que pasaría en una sociedad en que se coarta la libertad de pensamiento y de palabra y se instaura una versión dictada por un poder central dominante. Esta parábola se aplicaba a regímenes totalitarios que imperaban en los años cuarenta en Europa. En pleno siglo veintiuno se aplica a varios países, en especial a Colombia, donde el periodismo cae en un derrumbe silencioso y sistemático a través de una estrategia deliberada de institucionalización del miedo.

La visión distópica de la novela de Orwell tiene como componentes la existencia de un Gran Hermano (Big Brother) que controla el flujo de información en un país ficcional llamado Oceania. La historia del país ha sido manipulada, así como el lenguaje, para crear uno nuevo llamado “Newspeak”, el cual elimina palabras que no se ajusten al modelo oficial. La estrategia de control incluye la policía del pensamiento y aparatos que observan a todos los ciudadanos para impedir que estos se aparten de las regulaciones existentes. El control se refuerza por medio del constante flujo de propaganda para adoctrinar a la población sobre la forma de pensar y opinar.


Orwell fue un visionario al entrever la forma de control del pensamiento cuando aun no existían los avances tecnológicos que hacen posible subyugar a la población bajo un constante flujo de información manipulada al antojo de los grandes poderes. En Estados Unidos se hizo  evidente durante la pasada administración a través del control de la información –fake news—o información alternativa, con estrategias tan efectivas como la falsa teoría sobre las elecciones fraudulentas basadas en información distorsionada, lo cual generó un consenso falso en un sector de la población. El resultado precipitó una reacción brutal contra la institución máxima de la democracia, solo que esta sí fue real.

En Colombia el periodismo ha caído vertiginosamente en manos de los poderes políticos y económicos que manejan el país. Ha sido un proceso silencioso, pero calculado y metódicamente ejecutado. Lo vemos en la salida de conocidos columnistas y directores de los medios más representativos; en la compra de los periódicos y revistas de mayor circulación por parte de los grandes emporios económicos. Últimamente, en la presión y silenciamiento de los reporteros que escriben sobre temas de actualidad política o de orden público. Para lograr este fin los poderosos han utilizado una estrategia de someter la opinión pública a un clima de opinión pasivo por medio de lo que se conocen como “institucionalización del miedo”.

El concepto de opinión pública tiene muchas connotaciones.  Se refiere al consenso social de un conjunto de perspectivas en un estado donde prima la libertad de expresión. Pero, la opinión pública es también fácilmente manipulable. Noam Chomsky acuñó el término “manufacturing consent” para referirse a la fabricación de opiniones concertadas sobre asuntos que favorecen a los sectores políticos y económicos. Esto se logra a través de modelos de propaganda con un propósito social que defienden la agenda política de los grupos privilegiados. Así es fácil crear un enemigo común que se impone como un fantasma sobre la población, como es el caso del “socialismo”, el cual ha resultado muy efectivo para lograr la hegemonía de gobiernos de ultraderecha en la Américas.

Para que estas estrategias sean efectivas, se acude a las disposiciones y actitudes preexistentes de la población a frente a temas sensibles como la estabilidad económica y social. Es lo que Elizabeth Newmann denomina “el clima de opinión, el cual se crea por medio de una agenda deliberada de desinformación.  La creación de este clima puede terminar por envolver e influir fatalmente a sectores de la población hasta llegar a provocar reacciones previsibles. Así como ocurrió con la toma del Capitolio en Estados Unidos el pasado 6 de enero.

El clima de opinión en Colombia ha venido creciendo a través de una agenda de instrumentalización del miedo. La amenaza del “socialismo” es la agenda más fácil de manipular porque obedece al modelo que se instauró desde los años cincuenta para imponer métodos de represión. Bajo el pretexto de que todo se justifica con tal de prevenir el comunismo, las agendas de poder instauraron sistemas hegemónicos de opresión que continúan hasta ahora. El modelo de un socialismo errado del país vecino ayudó a justificar la agenda de desinformación y manipulación del clima de opinión. Gracias a esta estrategia la gente no se pregunta sobre los valores o capacidades  de los candidatos a cargos públicos. Basta el hecho de que no sean “socialistas” o adherentes a ideologías progresistas, para darles su voto y apoyo total.   De esta forma, los medios de comunicación en Colombia han caído bajo la instrumentalización del miedo como una forma de sometimiento al Big Brother del que hablaba Orwell.

 


Antonio Caballero, quien se vio obligado a salir de la Revista Semana para acallar su pluma aguda e inconforme, opina que lo que está pasando en Colombia obedece a la quiebra económica de la prensa:  

Tener un diario no es un buen negocio… Es un lujo que solo pueden darse unos cuantos multimillonarios. O por supuesto, los gobiernos: pero la prensa de los gobiernos es exactamente lo contrario a la prensa libre. Y los intereses de ese puñado de multimillonarios suelen ser muy distintos de los lectores comunes de la prensa.

Esto lleva a que los grandes medios hayan caído en manos de los poderes políticos y económicos, como en efecto sucedió con El Tiempo, El Espectador, Revista Semana y los canales de radio y televisión. No es de extrañar que como consecuencia se derrumbe la conciencia moral en la que descansa la opinión pública de una sociedad libre.  Eso es exactamente lo que denunció Margarita Rosa de Francisco, en  columna “Dilema ético” publicada en El Tiempo 10 de febrero pasado, en donde se atrevió a señalar la confabulación entre estos dos poderes para cercenar la libertad de expresión: 

¿Cómo no preguntarme por la forma como están articulados los poderes hoy en Colombia? ¿Cómo hacerme la desentendida cuando todos los días periodistas denuncian la corrupción empresarial asociada con la política, las autoridades de justicia, el paramilitarismo y el narcotráfico? 

 de Francisco fue más osada todavía al señalar a los innombrables más poderosos, que todos pueden reconocer sin necesidad de apelativos.

¿Cómo no pensar en personas más innombrables que “el innombrable”, dueños  de todo el país… ¿Cómo no empezar a gritar que no es “el que diga Uribe”, sino el que diga el más innombrable e intocable de todos, ese que alguna vez se ufanó de mandar a confeccionar leyes a su medida?”… ¿Cómo no querer que algún día se desarticule esa ligazón infame entre poder económico y poder político que fabrica analfabetismo, hambre, enfermedad y violencia en la vida del colombiano olvidado de Dios y del Estado?

La columnista sabía de antemano que estas palabras la llevarían a su despedida inmediata del periódico por sindicar a los poderosos más poderosos del país.  Luz Ángela Sarmiento, directiva editorial de El tiempo, le responde con una carta publicada en el mismo diario, en la que recrimina sus acusaciones y le advierte: “sus difamaciones vulgares no serán toleradas nunca en este periódico”.  Me pregunto si al lanzar esta amenaza soterrada hablaba el Gran Hermano orwelliano o la hija del magnate,  a la que no le asiste más mérito que formar parte del poder oficial por su relación de parentesco.

¿Cómo contrarrestar este clima de opinión que cada vez nos envuelve y nos silencia sin tan siquiera darnos cuenta? Es verdad que actualmente tenemos acceso a medios alternos como las redes sociales, en donde se pueden leer a los periodistas serios que han sido expulsados del paraíso. Gracias a los portales como Los danieles, Verdad Abierta, Las dos orillas y otros medios digitales, es posible aferrarnos a una brizna de verdad y de pensamiento crítico. Lo malo es que son pocos los que acceden a esos medios y se quedan en la nebulosa de conciencia inmoral dictada por los poderes dominantes y abusivos.

Fuentes

Behar, Olga. “Hablan expertos sobre el día del periodista”. Video clip. Tercer Canal, 9 de febrero, 2021.

Caballero, Antonio. “Pasquines”. Los Danieles: Columnistas sin techo.  7 de febrero, 2021.

Chomsky, Noam. Manufacturing Consent: The Political Economy of Mass Media.  Pantheon Books, 1988.

De Francisco, Margarita Rosa. “Dilema ético”.  El Tiempo. 10 de febrero, 2021.

Noelle Newmann, Elizabeth, La espiral de silencio: opinión pública: nuestra piel social. Barcelona, Paidos, 1995.

Orwell, George. 1984 Nineteen Eighty-Four. A novel. London: Secker & Warburg, 1949.

 

 

 

           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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