miércoles, 27 de octubre de 2021

Soy Comunera

 Elvira Sánchez-Blake


A principios de septiembre recibí una llamada de Hernando Ardila González, quien muy amablemente me invitó a participar en el XV Encuentro Universal de Escritores Vuelven los Comuneros. Gracias  esta invitación, tuve la oportunidad de viajar a Colombia y asistir a este encuentro memorable en el que me reencontré con mis ancestros comuneros.

No me imaginaba que al hacerme comunera me iba a encontrar con un nutrido grupo de poetas, narradores y exponentes de la literatura de varias partes de Colombia y del mundo. Por arte de magia, me sentí parte de este elenco de voces diversas, con ecos de la antigua Grecia, o de la poesía ecléctica del Cono Sur, del orgullo del pueblo Wayuú, o del clamor intenso de jóvenes que poetizan por un futuro promisorio en su país.

                           Conversatorio con Claudio Anaya. Casa del Libro Total (Bucaramanga)

Fueron días muy intensos llenos de actividades y eventos. En Bucaramanga, tuve la oportunidad de participar en los actos que se llevaron a cabo en La Casa del Libro Total, en el Museo de Arte Moderno y en varios conversatorios. En la casa del Libro tuvo lugar el acto inaugural con la presentación de nuestras obras literarias alternadas con espectáculos musicales y recitales de jóvenes poetas. Al término de la presentación de mi reciente libro Suma Paz, tuve la fortuna de encontrarme con líderes sociales y ambientales que se identificaron con los temas de mi novela.   

Un evento que me marcó profundamente fue la visita al albergue de niñas del Hogar Teresa Toda de Floridablanca.  Las adolescentes nos recibieron con suspicacia primero, pero luego de escucharnos a Delia Rosa y a mí, se relajaron y compartieron con nosotros como viejas conocidas. Nunca supe sus
historias, pero pude adivinar por la sombra de sus miradas los abandonos y las tristezas que ocultan.  En las noches intercambiamos coplas y cantos con muchachos jóvenes y emprendedores en tertulias plenas de variantes poéticas.

 

                                                                             Comuneros en el Chicamocha


El programa continuó con una travesía por la ruta de los Comuneros: San Gil,  Barichara, Socorro y Charalá.  Durante el recorrido nos detuvimos en el Cañón del Chicamocha, donde rendimos tributo a la Pacha Mama y recordamos la historia de los últimos guanes. Hernando relató la forma como los aguerridos pobladores de las sierras santandereanas prefirieron arrojarse al cañón antes que perecer en manos de los conquistadores. Cuenta la leyenda que el cacique Guanentá arrojó la última pica mientras se lanzaba al vacío, con un grito que pregonaba: “La lucha continúa”. Sin embargo, nunca llegó al fondo del río Fonce porque él se convirtió en un ave que de tiempo en tiempo le recuerda a la raza santandereana su espíritu rebelde contra todas las opresiones.


 Recital en el Parque Gallineral

Las ceibas colmadas de magníficos festones del Parque Gallineral de San Gil convocaron a las musas  a un recital poético bajo la lluvia en la plaza central. El ambiente de árboles milenarios, aves coloridas y de aromas tropicales no podía ser más propicio para evocar los versos del famoso vals:

“…Se escucha el grito de la rebelión que a esta tierra estremeció, grito de los comuneros…..”

Esa noche llegamos a Barichara, donde compartimos un espacio deleitable con otros poetas de la región en la Casa Ahumada.  Voces jóvenes de la provincia, así como artistas de la región guanentina se dieron cita para declamar versos y dar lectura a textos de variados estilos. Barichara es un sitio mágico que rinde tributo a la armonía del paisaje montañero con una arquitectura colonial detenida en el tiempo.  Visitamos las iglesias, los parques y recorrimos los senderos de esta población; nos tomamos fotos en frente del monumento a la labranza del escultor y escritor, Luis Eduardo Mejía Bohorquez, y probamos el platillo típico de la región: las hormigas culonas, el exótico delicatesen y orgullo por excelencia de Santander.

  El artista Luis Eduardo Mejía Bohorquez ante su obra en Barichara

En el Socorro, nos recibieron los profesores de la Universidad Libre.  El decano de la facultad de Educación, Johan Builes González, fue nuestro anfitrión y estuvo a cargo de los eventos y presentaciones en varios foros: colegios, instituciones y un evento de lujo en la sede de la Universidad. A mí me correspondió visitar el colegio Siglo XXI, donde intercambiamos ideas y experiencias con los estudiantes de bachillerato en un conversatorio en wayuú, inglés y español, en compañía del poeta John Jairo Palomino y la gestora cultural guajira, Delia Rosa Bolaño.

 

 Conversatorio con estudiantes del Colegio Siglo XXI en Socorro

El recorrido continuó por Charalá donde se le rindió homenaje a la madre de la insurgencia, Antonia Santos y al líder de la gesta rebelde, José Antonio Galán, en el Museo de los Comuneros y se dio clausura al evento.

La llamada de Hernando Ardila aquel día de septiembre para invitarme a este recorrido dio un giro a mi confinamiento de un año y medio. Fue un motivo para volver a la presencialidad, y la oportunidad de conocer e interactuar con escritores, poetas, gestores culturales y de reconocer mis raíces santandereanas.   Más que todo, fue reconocer el espíritu aguerrido de nuestros atepasados guanes, y de los comuneros rebeldes y resilentes que sigue presente en las jóvenes generaciones dadas las actuales condiciones que vive el pueblo colombiano.

Hernando Ardila, Fundador de Vuelven los Comuneros

Expreso mi gratitud a los organizadores, Hernando Ardila, a Luz Amparo Moreno a Yuli Marlín y a Nelson Castiblanco, "Gato", por hacer posible este evento y por la invitación a convertirme en Comunera.  Este encuentro que ya cumple quince años de existencia nos recuerda la labor que cumplimos como portadores de la palabra y de un mensaje sutil que se extiende tras las fronteras de la patria. 

 Recordaré siempre a cada uno de los compañeros: a Georgia Kaltsidou, por su voz poética en griego y español con versos de agudo tenor. A John Jairo, el poeta que nos recuerda que “La poesía es fuego y si es necesario, el poeta debe arder con él”.  A la Princesa Delia Rosa Bolaño, quien exhibe con orgullo su linaje guajiro y evoca en sus textos la historia de sus ancestros y el clamor de su región. A Anna Francisca Rodas, la paisa, declamadora de  versos evocativos de nostalgias y de acertijos insondables. A Mario Encalada, el chileno sueco, que nos amenizó con versos de corte romántico.

 La Princesa wayuu Delia Rosa Bolaño

Recuerdo también a Margarita Rosa Tirado como un regalo del cielo.  Ella marcó una huella  con su activismo socio ecológico que transmite con ardor desde su poética del cuerpo. No puedo dejar de mencionar a John Gómez, el representante de los colectivos de jóvenes de Bucaramanga, quien con sus poemas atesta como dagas el escenario desolado del país. Por último, a Hernando, el que durante el trayecto se cuidó de deleitarnos con sus poemas, pero no pudo escaparse de que otros leyeran por él la invocación a Cristo, bájate de la Cruz, y el Padre nuestro comunero que recuerda la misión de nuestras huestes desde la literatura:

Porque tuya, José Antonio es la gloria

    De Manuela y Antonia también.                           

Se oye el grito de la rebelión,

   Regresas comunero…

La casa ya no está sola ni sembrada está de sal,

Somos tu sueño glorioso…  anhelo en verbo plural.

 

 

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