En
medio del caos que se vive a nivel mundial de agresiones raciales, ataques
terroristas, pugnas políticas y un temor generalizado, surgen en los
intersticios acciones de individuos anónimos empeñados en cambiar el mundo con
iniciativas de convivencia social armónica. Hay esperanza, me digo, porque
estas pequeñas acciones son las que transforman desde la semilla, a nivel de
base y de crecimiento, con impacto en las nuevas generaciones. Son iniciativas de paz que se
llevan a cabo en la familia, en comunidades y en los territorios más afectados
por el conflicto, las que van a transformar el país, no las que se decreten desde el gobierno.
Elizabeth
Ortega, una de las líderes de la Ruta Pacífica del Valle, es la representante
de Palmira y trabaja con las comunidades en las zonas circunvecinas. Portadora
de una energía vital, su compromiso con las mujeres y la justicia social se
transmite con una fuerza desbordante a través de sus gestos y palabras. Su
gracia y afable trato se puede transmutar en las de una fiera cuando defiende
sus convicciones. Con ella aprendí el concepto de desaprender aprendiendo, una estrategia que conlleva una sabiduría
infinita en el proceso de transformación que debe acometer Colombia para
superar sus vestigios de violencia ancestral.
¿Cómo desaprender todos aquellas conductas aprendidas desde la cuna, los
comportamientos que siembran agresividad y que transmiten odios por
generaciones? ¿Cómo cambiar la cultura de prejuicios sociales y raciales que se
adquieren en la familia, en el colegio y se reafirman más adelante en el campo
laboral, donde todo cuenta, el apellido, la zona de residencia, el estrato a
qué perteneces? Son divisiones creadas
para discriminar, separar, dividir, encasillar y fomentar las segregaciones que
permean de una manera crónica a la sociedad colombiana.
Aprendamos que es posible una transformación si empezamos por cambiar comportamientos desde nuestra simiente. Si el individuo crece en un ambiente
desprovisto de violencia familiar y se desarrolla dentro de condiciones de
acceso a educación y de trabajo digno donde prime el respeto y la tolerancia,
crearemos la base de una sociedad estable.
Aprendamos que es posible la convivencia pacífica, la igualdad y la
justicia social, que no hay categorías fijas ni normativas que generan
divisiones y que podemos aceptar las diferencias y ser diferentes sin pelarnos
ni agredirnos. Esta es la premisa de pedagogía de paz que se adelantan en
muchas regiones y la que ya está llevando a cabo una transformación en el proceso de transición que necesita Colombia.
Elizabeth
Ortega se identifica con las mariposas por que está convencida de que la
metamorfosis sucede en el interior y porque sí es posible cambiar
comportamientos y actitudes: “Hay una transformación, aprendiendo
desaprendiendo de la vida, luchando tenazmente contra la guerra por la
libertad, con mucho amor”. En una entrevista realizada en Cali, Durante una de
las actividades con la Ruta Pacífica, tuve la oportunidad de hablar con ella. El siguiente video
contiene apartes de la entrevista.
Elizabeth
Ortega, como líder de la Ruta Pacífica, Palmira, y participante de la mesa de
víctimas de esta localidad, fue una de
las organizadoras de la Escuela itinerante de Palmira, “Trenzando Saberes y
Poderes” que tuvo lugar en el primer semestre del 2016. Esta iniciativa promovida
por la Ruta Pacífica se orientó hacia el desarrollo de las
capacidades de las mujeres en las zonas rurales a partir del reconocimiento y
valoración de su experiencia comunitaria, su creatividad y su saber ancestral.
En un recorrido por varios municipios del Valle del Cauca, las mujeres recibieron capacitación
sobre comunicación, planificación, organización y liderazgo político. Asimismo,
aprendieron a manejar los instrumentos de políticas de género, construcción de
mapas de poder territorial y planes de acción de política pública. Actualmente
se adelantan campañas de concientización sobre los instrumentos legales en
material familiar y laboral y los derechos como víctimas del conflicto armado.
Un elemento fundamental de los talleres y campañas es el reconocimiento de las
mujeres sobre sus derechos sexuales y reproductivos. En todas estas acciones
están presentes las integrantes de la Ruta Pacífica del Valle en coordinación con entidades
municipales y departamentales.
Este tipo de acciones que se llevan a cabo en
varias regiones, promovidas principalmente por organizaciones de paz son
consideradas iniciativas de mediación para promover la cultura de paz y
convivencia social que tanto necesita el país. La mayoría de estas mujeres
rurales, ancladas en espacios olvidados por el estado, afectadas por las
múltiples violencias sufridas en sus regiones, están comenzando a adquirir
conciencia sobre sus derechos y desmontando las creencias ancestrales de
inferioridad, sometimiento y resignación para convertirse en agentes y líderes de
cambio con nuevos espacios de acción y redención. Estoy convencida de que las
nuevas generaciones criadas bajo estos parámetros vivirán en una sociedad mejor
basada en condiciones de equidad y de la tan anhelada justicia social.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario