Las buscadoras de la Comuna 13 (foto El Espectador) |
¡No estamos locas!, ¡No estamos locas! gritaban las madres de las víctimas que se hicieron presentes ante el hallazgo de los primeros restos humanos en La Escombrera tras más de 20 años de búsqueda y reclamo de justicia por los horrendos hechos ocurridos en la Comuna 13 en el 2002. El grito de las mujeres adquiere relevancia porque al igual que las madres de la Plaza de Mayo en Argentina, las Arpilleras de Chile, las Dignas de El Salvador, las Madres de Soacha, en Colombia, los victimarios han acusado de "locas" a las mujeres que se atreven a denunciar los horrores cometidos por un Estado asesino.
Los hechos de La Escombrera tuvieron lugar entre el 2002 y el 2004. Uno de los actos más escabrosos fue la Operación Orión, un bombardeo militar sobre la Comuna 13 ocurrido el 16 de octubre del 2002 en el que participaron el Ejército, la Policía y grupos paramilitares bajo las órdenes del presidente de la época. Se sabía que los restos humanos de los bombardeos así como la desaparición forzada de numerosos víctimas estaban ocultos en La Escombrera, un lugar localizado en la cima de la montaña de la Comuna 13, y donde se desechan materiales de construcción.
El hallazgo de dos estructuras oseas ocultas bajo capas de residuos sucedió el 16 de diciembre pasado después de más de dos décadas de búsqueda por parte de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas (UBPD). En un reporte para el diario El Universal, el presidente de la JEP, Alejandro Ramelli, dijo que el descubrimiento es apenas el comienzo y que la actitud negacionista de muchos de los involucrados ante la realidad es “revictimizante".
Igual de revictimizante es la constante acusación a las madres de los desaparecidos de "locas", con el objetivo de descalificar su reclamo y sus certezas de que los restos de sus hijos se hallaban en La Escombrera. Hasta ahora se ha demostrado que sus sospechas eran fundadas y sus señalamientos a los culpables eran reales.
En un pronunciamiento por parte de Las buscadoras de la Comuna 13 de Medellín, las madres, abuelas y familiares de las víctimas declararon:
"Los más recientes hallazgos de osamentas en La Escombrera son, además de un avance significativo, una reafirmación de lo que nuestros testimonios y exigencias visibilizaron por décadas: la perpetración de crímenes de lesa humanidad, la responsabilidad del Estado colombiano en los hechos victimizantes, y la negligencia y negacionismo institucional como práctica violenta y revictimizante".
Y es que el hallazgo de los primeros restos humanos en la fosa de La Escombrera se deben al pulso y a la valentía de las madres, abuelas, esposas, hermanas, hermanos, hijas y familias buscadoras que por décadas han permanecido inamovibles en las consignas y exigencias al Estado. Fueron las mujeres, quienes hicieron posible impulsar desde el año 2018 las medidas cautelares adoptadas por la Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad de la JEP, con el propósito de proteger La Escombrera, en un intento por salvaguardar los derechos de las víctimas de desaparición forzada de la Comuna 13. Y fueron también las mujeres, quienes entre la incertidumbre y la paciencia, presenciaron las labores de prospección que definieron el polígono de intervención. Fueron ellas mismas tras 22 años después de exponer las denuncias por los macabros hechos ocurridos en la Comuna 13, quienes vieron cumplido su propósito al inicio de la excavación con fines forenses en julio del 2024.
“Nos dijeron que estábamos locas”, cuentan algunas de las buscadoras. Pero, como la historia lo ha demostrado, la locura también es un arma y un mecanismo de resistencia que otorga fortaleza para revelar verdades ocultas. Su lucha era contra un estado que ha continuado negando y desvirtuando cualquier asomo de evidencias de los abusos cometidos por la administración de principios de los dos mil, en connivencia con las fuerzas armadas y los paramilitares. La lucha de las mujeres buscadoras era contra un gigante que perpetuó su conducta a través de sucesivas administraciones y regimenes negacionistas. Gracias a la tenacidad de estas mujeres, "la locura se sobrepuso a
lo que administraciones, instituciones y funcionarios públicos se
atrevieron a negar; entre expresiones y calificativos que pusieron en
duda y en riesgo la salud física, mental y emocional de las personas
buscadoras". Así lo expresa el comunicado dado a conocer por El Espectador.
Una de las líderes del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), Martha Soto, afirmó que las denuncias de las víctimas han puesto en evidencia la responsabilidad del Estado colombiano en estos crímenes. Además hizo claro que la negligencia y el negacionismo institucional han impedido durante años esclarecer los hechos y castigar a los culpables. Hasta ahora nadie ha pagado por estos crímenes de lesa humanidad.
Otra madre de una víctima y representante del colectivo Mujeres Caminando por la Verdad, Luz
Elena Galeano, expresó: “cada hallazgo es una
prueba irrefutable de lo que siempre hemos sabido. Allí están los rastros de la barbarie que hemos sufrido a
causa del conflicto”.
La
defensora del Pueblo, Iris Marín, destacó la tarea de las buscadoras. "Gracias a su labor incansable a lo largo de los años, han
luchado incansablemente por esclarecer la suerte de las personas
desaparecidas en la Comuna 13 y en todo el país". Hoy se hace evidente que tenían razón. Todas estas mujeres hacen un llamado para que estos crímenes no permanezcan en la impunidad.
Estos testimonios reflejan que la labor de las mujeres en denunciar las injusticias y en buscar la verdad cumple una vez más su propósito. Estas madres no se intimidaron ante las amenazas de las autoridades ni se dejaron amdrentar por los apelativos de "locas" con que quisieron señalarlas durante años. Una vez más también se constata que en muchos de los casos más deplorables del conflicto armado en Colombia, el mayor responsable fue el Estado mismo. En este caso particular, contó con el apoyo de los paramilitares y del temible grupo La Terraza, comandado por Diego Fernando Murillo, alias Don Berna.
Pese al profundo dolor por la desaparición de sus seres queridos, estas madres, abuelas, hijas y familiares, conservan la esperanza de que la verdad finalmente sea revelada y su dignidad restituida.
Fuentes:
El Universal: https://www.eluniversal.com.co/colombia/2024/12/26/la-escombrera-la-fosa-de-medellin-revela-la-verdad-tras-20-anos/
El Espectador: https://www.elespectador.com/justicia-inclusiva/la-escombrera-buscadoras-de-la-comuna-13-se-pronuncian-tras-22-anos-de-impunidad/
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