miércoles, 26 de abril de 2023

En el día del libro: censuras y afrentas a la cultura




 Por Elvira Sánchez-Blake

¿Cómo celebrar un día del libro cuando en muchos estados se censuran los libros y el conocimiento? En cambio se aprueban leyes que favorecen el uso de armas y las glorifican como un símbolo de libertad.


Mientras los maestros de Florida tienen los estantes vacíos de libros por la censura impuesta por el estado, el congreso local acaba de aprobar una ley que declara el condado de Manatee como santuario del derecho a portar armas. Lo que significa que la gente puede comprar armas sin ningún tipo de restricción, a la vez que la educación se ve coartada con vetos a los libros y a las materias que se enseñan en las aulas.

En julio de 2022 el gobernador de Florida Ron DeSantis firmó la ley HB 1467, “que exige a las escuelas asegurarse de que los libros que allí se ofrecen estén libres de pornografía, se ajusten a las necesidades de los estudiantes y sean apropiados para su edad”. En diciembre de 2022, el Departamento de Educación hizo extensiva la normativa a las bibliotecas de las escuelas. Los maestros se han visto en la obligación de sacar libros de circulación que contengan alusiones a temas de raza, esclavitud, diversidad sexual o de género, y de referencias a otras culturas.

 

Además vetó todo material que hablé de inclusión, diversidad e igualdad bajo la normativa que prescibe: “no se permite material que presente la discriminación de una forma que "un individuo en virtud de su raza, color, sexo u origen nacional sea [considerado] racista u opresor, sea de forma consciente o inconsciente". Los programas de universidades sobre género y estudios afroamericanos están siendo eliminados y las palabras “esclavitud”, igualdad de género, derechos de mujeres y de minorías o de la población LGTBQ han sido suprimidas.

 

El gobernador y sus adeptos se proclaman defensores del derecho de los padres a decidir sobre las enseñanzas que reciben los hijos en las escuelas (Parents for Freedom). Todo lo cual es una falacia enmarcada bajo la premisa de que los niños deben protegerse contra la diversidad sexual y sobre el conocimiento de temas que los incomoden como es el pasado esclavista de la Unión Americana y las políticas negativas hacia otras culturas. De esta forma DeSantis pretende cancelar la cultura que él denomina “Woke”, porque, según su percepción, van en detrimento de la población blanca mayoritaria.

Como reporta BBC Mundo, de acuerdo con cifras del Florida Freedom to Read Project (FFTRP) se han objetado más de 900 títulos, de los cuales más de 400 habían sido removidos temporalmente de las bibliotecas y 65 terminaron siendo censurados.  Entre estos se cuentan novelas de autores de la talla de Toni Morrison, Margaret Atwood y Harper Lee; biografías del Dalai Lama, Rosa Parks, de la cantante Celia Cruz y del beisbolista Roberto Clemente. Estas censuras demuestran que no son los libros, sino los personajes de otras culturas a quienes se les censura y suprime por el racismo y xenofobia de unos pocos que intentan imponer su supremacismo en la población.

Para el cumplimiento de esta norma, se han designado “especialistas en medios” que van de escuela en escuela revisando y aprobando o censurando los libros de todas las materias. Esto ha llevado a que en varias aulas se encuentren vacías de materiales educativos, por temor a infringir algunas de estas medidas.

La censura de libros contrasta con la reciente aprobación de una ley de protección a la segunda enmienda, por la cual se  permite la compra de armas sin necesidad de chequeos y libera el porte de las mismas en forma abierta. El condado de Manatee fue designado como santuario para los amantes de las armas. Esto quiere decir que las normas que limitan el uso de armas a nivel estatal o federal no serán implementadas en Manatee.  De forma paradójica, este mismo condado es el que ha recibido mayor censura de materiales educativos en sus centros escolares.

Cuando se habla de censura de libros vienen a mi mente ecos de piras inquisoriales, índices de libros prohibidos, quemas de bibliotecas y condena al conocimiento. En un mundo en que la lectura ha sido suprimida o reemplazada por el acceso fácil a los 42 caracteres de Twiter, al mensaje instantáneo de WhatsApp y al facilismo de la inteligencia artificial, me pregunto, ¿cómo se puede proteger más a las armas que a la cultura? 

 


En el día del libro hago un llamado a la sensatez para que desde nuestras posiciones y posibilidades defendamos el conocimiento, la cultura y la lectura de libros con contenidos reales. Si eres maestro, enseña a tus alumnos con los medios a tu alcance; si eres bibliotecario, camufla los textos prohibidos  entre los de superación personal; si eres escritor, continúa la tarea de transmitir los mensajes de diversidad, inclusión e igualdad y justicia social a través de tus escritos. Y por favor, exige a tus legisladores vetar el uso de armas, y no de los libros.

 

Fuentes:

Ángel Bermúdez, “Las escuelas de Florida en las que los maestros deben ocultar los libros de la vista de los alumnos”. BBC News Mundo. 20 febrero 2023. https://www.bbc.com/mundo/noticias-64645715

 

viernes, 31 de marzo de 2023

El incendio en Ciudad Juárez: ¿crimen de lesa humanidad?

 Por Elvira Sánchez-Blake

El incendio de un centro del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez donde perecieron 38 personas debería ser considerado un crimen de lesa humanidad. Así lo manifestó Camilo Pérez Bustillo, fundador de la organización Witness at the Border.  El incendio del centro de migrantes ocurrió el lunes 27 de marzo en un acto que ha sido catalogado como deshumanizante ya que los propios guardias impidieron la salida de los hombres que murieron calcinados por las llamas. El propio presidente de México culpó a los inmigrantes de haber provocado el fuego y exculpó a los funcionarios del centro.

 

El canal Une América realizó un reportaje especial en el que entrevistamos a miembros de la organización Testigos de la Frontera sobre las implicaciones de los hechos ocurridos en Ciudad Juárez y las políticas actuales de migración que continúan produciendo actos de violencia, discriminación y deshumanización en la frontera. 

Camilo Pérez Bustillo, abogado de inmigración, declaró que este episodio fue una masacre anunciada, no simplemente, un homicidio.  Es la culminación de una serie de políticas públicas donde los gobiernos de México y de Estados Unidos tienen una corresponsabilidad por el trato inhumano que se les da a los migrantes en ambos países. El jurista señaló que las condiciones de la tragedia ameritan para que el caso sea declarado un crimen de lesa humanidad.

“Debemos traducir la indignación en acción”, dijo el fundador de Witness at the Border. Para él, la tragedia de Ciudad Juárez  es la culminación del contubernio que existe entre los gobiernos de México y de Estados Unidos que han transformado la frontera en un terreno de persecución y terror para los migrantes. Lo que sucedió es la culminación de una serie de políticas públicas donde ambos países tienen una responsabilidad de estado.  De esta forma, no solo debe responder el estado mexicano ante el sistema judicial mexicano, sino ante la justicia internacional.

Recordó que las personas que murieron en el incidente eran migrantes en ejercicio de un derecho internacionalmente reconocido, que es el derecho a migrar y a solicitar asilo. Este derecho se encuentra consagrado en la constitución mexicana y en la de Estados Unidos. “No descansaremos hasta que se logre la plena responsabilidad judicial de ambos países”, declaró.

Karina Breceda, defensora de los derechos humanos y coordinadora de un albergue para mujeres en Ciudad Juárez,  agregó que las comunidades de ambos lados en la frontera tienen una responsabilidad compartida también.  Reconoció que desde hace unas semanas se ha visto un cambio de actitud hacia los migrantes en una zona donde siempre se ha vivido un clima de acogida y respeto.  Un artículo de opinión publicado en un diario de Ciudad Juárez culpaba a los migrantes de estar ocupando los semáforos y de pedir dinero en los puentes, con una actitud xenofóbica. Esto generó una desconfianza hacia ellos y pedidos a las autoridades de desalojarlos e impedir que ocuparan los sitios públicos. Esta actitud se nutre de la narrativa de los medios a nivel nacional en Estados Unidos y México. Para Karina, la tragedia es un resultado del clima de desconfianza que se ha generado en prejuicio de los migrantes. En este momento los albergues en la zona de frontera están desbordados y la atención es insuficiente para la demanda.

La organización Testigos de la Frontera (Witness at the Border), es una organización que funciona como una veeduría de los hechos que se producen en la frontera a lo largo del territorio que separa México de Estados Unidos. Vielka Rivera Wambold explica que “somos testigos y portavoces de los actos de que ocurren en el cruce fronterizo". El lema de la organización es “the subversive act of seeing” (el acto subversivo de ver)”. El origen de Testigos de la Frontera se dio en El Paso, Texas, cuando se instauró  el centro de detención de jóvenes migrantes en el 2018, cuyo delito era haber atravesado la frontera en forma inapropiada. Luego se crearon otros centros de detención y separación de familias durante la era de Trump. En el caso de Ciudad Juárez, la organización se asegurará de que se tomen las acciones necesarias para pedir justicia ante las instancias internacionales de derechos humanos.

Vielka asegura que las políticas migratorias no han cambiado mucho en la administración Biden. Es cierto que el actual presidente ordenó la reunificación de los niños migrantes con sus familias, puso fin a la construcción del muro fronterizo y pidió revisar de los programas de inmigración legal cancelados por su predecesor. Sin embargo, las políticas  de detención y permanencia en la frontera esperando el asilo siguen vigentes. Se refiere al título 42 que condiciona el derecho de asilo a prevenir el contagio del COVID 19, medida que no ha sido derogada.

 

                                            Migrantes esperando cruzar el Río Grande

Actualmente las caravanas que recorren desde Suramérica, cruzando el tapón de Darién y que atraviesan toda Centroamérica quedan represadas en las ciudades fronterizas de México por meses sin dar resolución a sus casos. El caso de Ciudad Juárez demuestra que entre las víctimas del incendio se encontraban hombres en su mayoría centroamericanos provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras, además de venezolanos, un colombiano y dos ecuatorianos.

Estamos hablando de un tribunal de la conciencia, aseguró Camilo Pérez Bustillo. Los migrantes que murieron en Ciudad Juárez estaban ejerciendo un derecho justo, el de huir de violencia y persecución. Estas políticas agresivas contra migrantes fueron instauradas desde hace treinta años en la administración de Clinton, con una política que se define como prevención a través de la disuasión (prevention through deterrance).  Con estas medidas se asegura que el tránsito de los migrantes se haga de la forma más azarosa posible para disuadir a la gente de emprender el recorrido. Esa es la política oficial que no ha variado en las sucesivas administraciones sin importar el partido político.

Recordemos que “migrar no es un delito ni un crimen, asegura el abogado, es un derecho fundamental”.

El infausto suceso de la Ciudad Juárez permite hacer un llamado de atención sobre las políticas de migración, las actitudes hacia los migrantes y el crecimiento del fenómeno deshumanizante de gente que busca un asilo como un derecho fundamental. Se hace indispensable una transformación de la narrativa  a nivel de los medios de comunicación y del imaginario hacia los inmigrantes y un reconocimiento a sus derechos fundamentales.

El programa de Une America bajo la conducción de Carlos Alberto Vélez se puede ver en este enlace:

https://www.youtube.com/live/pWZVcQWB5Q8?feature=share

 



 

 



miércoles, 15 de marzo de 2023

En el mes de la mujer Yo también soy Me Too

 

 

Recientemente he visto tres películas sobre el tema del poder y el abuso que me dejaron muchas inquietudes. Todas tienen un tema común. ¿En qué momento una relación romántica amorosa se convierte en una relación abusiva?  Es decir, cuál es el punto de quiebre en que se cae en alguna de estas tres fases: el acoso, el abuso, o la violación. La primera película es "Anatomía de un escándalo" (Anatomy of an Scandal, Netflix, 2022). Esta serie maneja de forma magistral el tema de una relación existente entre una pareja que en un momento dado pasa de ser una atracción romántica y pasional, a convertirse en una violación porque no fue consensual.  La trama explora esa línea difusa entre el consenso y la violación. Aunque ella nunca dice no, se hace evidente que él aprovecha su acquiscencia para sobrepasar el límite y convertirse en depredador. Esta serie examina esta línea tan débil que se rompe cuando el balance de poderes es desequilibrado y en las que  el poderoso tiene a su haber el sistema que lo protege y lo exime del castigo. Es también una critica contra las formas que encubren la verdad haciendola pasar por la sutil fisura de la evidencia legal. La serie dirigida por David E Kelley y Melissa James Gibson con las actuaciones magistrales de Michelle Dockery y Sienna Miller, ofrece una crítica formidable a las relaciones que chantajean el amor y se convierten en un desbalance de poder y abuso.

 

La segunda película es Tar (2022, dirigida por Todd Field). Cate Blanchet intepreta un papel formidable como una mujer abusadora. Tar es una directora de orquesta que ha logrado la cima de una carrera musical, académica y artística. Un poco como contrariando el axioma que existe entre el desbalance entre los poderosos y los que están a su servicio, Tar va adquiriendo un poder cada vez más grande a través del ascenso en el mundo artístico.  Al escalar estos peldaños que la convierten en la gran directora de orquesta, se dedica a abusar a otras mujeres que están en la escala más baja. Con ese desbalance va construyendo una pirámide en la que ella es la dueña y controladora de todos los que la rodean. Lo peor es que nunca es capaz de reconocer su caída, y prefiere convertirse en una descastada antes que admitir su equivocación.  La película, nominada al Oscar de este año, demuestra que los abusos se imponen cuando un individuo, sea hombre o mujer, replica el modelo patriarcal. Cate Blanchet logra una actuacion extraordinaria en una película que requiere más de una mirada y deja numerosas inquietudes a la audiencia.

 

En la tercera pelicula, She Said, se hace un recorrido sobre el trabajo que hicieron las reporteras del New York Times para recoger la información sobre los abusos del productor de cine de Hollywood, el dueño de Miramax, Harvey Weinstein. La película está basada en el libro de Jody Kantor y Megan Twohey, She Said: Breaking the Sexual Harassment Story That Helped Ignite a Movement (2019). Tanto la película como el libro describen el proceso de buscar y conseguir los testimonios de mujeres abusadas por el director de cine, superando el miedo a represalias. Registra además el proceso de confrontar los temores y asumir las consecuencias. Así se van sumando más y más denuncias hasta lograr la publicación del artículo que destapó la olla y que posteriormente llevó a la demanda y condena del famoso director.  Pero la película no aborda solo el caso de Weinstein, sino que devela la cadena de los abusadores y cómo se protegen entre sí a través del sistema legal diseñado para encubrir a los depredadores. Este caso generó el nacimiento del Me too movement, el cual permitió visibilizar múltiples casos similares en el mundo.

 

¿Cuántas veces miles de mujeres nos enfrentamos a ese reto de confrontar, superar y salir adelante ante estos abusos y ante los abusadores que están ahí pendientes, en qué momento pueden meter la mano? Pero este desequilibrio tan grande se encuentra también con el hecho de que estos personajes no sean malos del todo y que los que están bajo su cargo,  reciben una cantidad de beneficios, por los que se sienten en deuda. Eso es lo que muestra la película Ella dijo:  los testimonios del miedo, el terror de estas mujeres a denunciar, muchas veces amordazadas por maniobras legales que exigen confidencialidad.  Sin embargo, a partir de el surgimiento del Me Too Movement en 2018 se logró una toma de conciencia que ha sacado a la luz tantos abusos y horrores que se siguen cometiendo y que seguirán porque el sistema está diseñado para proteger a los perpetradores y revictimizar a las víctimas. En todo caso, la gran pregunta que me hago yo en este momento es, ¿quién no? ¿Quién no ha sufrido un abuso, un acoso o una violación? La respuesta generalizada es ME TOO.

 

Con motivo del día de la mujer, me preguntaron: ¿por qué continúan las marchas y protestas de las feministas si supuestamente ya se han alcanzado tantos logros y derechos para las mujeres? La respuesta es que todavía falta un largo camino por recorrer. Solo en la superficie se aprecian estos logros. Mientras las estructuras legales, religiosas y sociales continúen obrando bajo los parámetros del orden dominante masculino, continuarán los abusos y los desequilibrios de poder que permiten legitimar toda clase de atropellos contra seres que se encuentran en la escala más frágil de la sociedad por motivo de género o de clase, llámense hombre o mujer.  Las luchas por cerrar estas brechas y solventar esas desigualdades continúan vigentes.

 

domingo, 8 de enero de 2023

La patria que nos duele

Una obra poética y narrativa de autores colombianos que miran a su patria desde la diáspora con una mezcla de amor y dolor.

¿Por qué el país no se detuvo para exigir a las guerrillas y al Estado parar la guerra política desde temprano y negociar una paz integral? ¿Cuál fue el papel del Estado y las instituciones que no impidieron y más bien promovieron el conflicto armado? ¿Dónde estaba el Congreso, dónde los partidos políticos? ¿Hasta dónde los que tomaron las armas contra el Estado calcularon las consecuencias brutales y macabras de su decisión?

 

Estas preguntas formuladas por el presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco de Roux, en el acto de lanzamiento del Informe, son las que increpan a los colombianos sobre el papel que cumplimos en medio del conflicto armado por más de sesenta años. Son preguntas demoledoras que deben confrontarnos con nuestro propio rol como espectadores y responsables directos o indirectos del horror. ¿Cómo pudimos permitir que esto pasara?

El Informe de la Comisión del Esclarecimiento de la Verdad fue revelado justo al término de la edición de el libro La patria que nos duele, una complilación de textos poéticos y narrativos de autores colombianos en el exterior, que acaba de ser publicado por la Fundación  Memoria Cultural. Entre los autores se cuentan académicos y escritores con trayectoria que a pesar de llevar tiempo fuera del país, se enfocan en las preocupaciones que siguen vigentes en su tierra natal. Janiel Humberto Pemberty actuó como compliador y editor; Luis Carlos Fallon, John Jairo Palomino, Pilar Vélez, Consuelo Hernández, Elvira Sánchez-Blake y Julio Garzón contribuyeron con sus escritos, y el profesor Michael Palencia-Roth, con el prólogo del volumen. 

             Este libro surge como una contribución a este proceso de memoria del conflicto armado, a través de expresiones poéticas y narrativas de nuestra propia vivencia o de experiencias indirectas que hacen parte del pasado reciente del país. Estas páginas se constituyen de este modo en testimonio a la construcción de una memoria colectiva que hace posible interrogarnos a nosotros y a los lectores sobre nuestra participación y contribución a esa verdad histórica. 

A lo largo de estas páginas los autores escribimos sobre algunos eventos emblemáticos que marcaron la historia, tales como la Guerra de los Mil Días, El Bogotazo, la toma del Palacio de Justicia y la firma del Acuerdo de Paz. Al mismo tiempo contamos desde diversas perspectivas relatos de desplazamiento forzado, desapariciones, violencia sexual, como también acciones de resiliencia y de supervivencia de los afectados por el conflicto. Las voces poéticas arengan por una paz necesaria desde una multiplicidad de recursos metafóricos y alegóricos. En su conjunto el compendio hace un llamado a la reconciliación desde todas las vertientes y desde nuestras propias historias personales nos hacemos parte del conjunto de voces que claman por un tránsito hacia una era de esperanza.

No es fortuito que los poetas y narradores de estas páginas escribamos desde el exterior. Aunque todos hemos dejado el país por razones distintas –algunos por asuntos económicos, por oportunidades de estudio, por asilo y por necesidad– todos concurrimos en la visión de Colombia con una mirada de nostalgia y de dolor. La patria que duele es el motivo que nos congrega en estas páginas provenientes de escritos que cada uno guardaba en archivos o que había publicado en colecciones aisladas. La invitación a reunir estas expresiones en torno a una Colombia sufrida nos permitió unirnos en una voz colectiva que desde la distancia piensa, siente y se solidariza con su dolor. La distancia también permite una percepción objetiva y analítica de las realidades que vistas desde la óptica externa hacen posible un acercamiento con una posición crítica. 

Con el lanzamiento del Informe de la Comisión de la Verdad, el pueblo colombiano y la comunidad internacional tienen el reto de leer, aprehender y construir sobre la verdad incómoda. Estas páginas son un aporte a este proceso, porque sus historias también descubren, indagan y convocan a explorar y a entender sobre las experiencias dolorosas que hemos vivido los colombianos en las últimas décadas. 

¿Qué sigue ahora? El trabajo es sanar y restablecer una convivencia armónica. La tarea también es concientizar a la ciudadanía para que comprenda que todos somos parte de esta verdad amarga que destapa el informe: hemos sido víctimas y victimarios por acción y por omisión al presenciar tantos actos violentos que sucedían a nuestro alrededor sin inmutarnos. Las historias de este libro son también verdades incómodas que, aunque escritas en forma poética y narrativa de ficción, son realidades certeras que hacen parte de nuestra historia común que debemos conjurar y Nunca Más repetir.

[Este texto  constituye el epílogo de La patria que nos duele].

La patria que nos duele se encuentra disponible en Amazon y en Barnes and Noble.

 

 

 


 


jueves, 6 de octubre de 2022

Sobrevivimos

Por Elvira Sánchez-Blake


Los troncos de árboles se atravesaban por la carretera; avisos caídos, semáforos tambaleantes torcidos y mirando para otro lado; postes de luz desvanecidos a punto de caer. Ese era el panorama que divisamos a medida que subíamos por la interestatal 75 por el oeste de Florida.  Las noticias daban cuenta del horror del huracán que azotó la región el pasado 28 de septiembre dejando un rastro de devastación y de muerte.

 

El huracán Ian categoría cuatro fue el fenómeno natural más catastrófico que ha pasado por la región del Golfo.  Con vientos de 155 millas por hora y con el reflujo del mar de más de seis pies de altura que inundó las zonas circundantes a los litorales, cualquier precaución era inútil. Los que alcanzaron a evacuar, se despidieron de sus haberes, pero muchos se quedaron sin prever la dimensión de su devastación. Varias ciudades como Fort Myers, North Port  y Cape Coral quedaron destrozadas y las islas paradisíacas de Sanibel y Cautiva casi borradas del mapa.  Mientras me percataba del reducto de escombros dejado por el ciclón recordaba que una de las razones por las que nos vinimos a vivir a esta área de Florida fue porque nos aseguraron que los huracanes no pasaban por este lado.

 

Al llegar a Venice, se hizo difícil no sentir un nudo en la garganta al recorrer sus calles y apreciar el daño de las viviendas, los lanai, las casas y condos, y la cantidad de palmeras y árboles caídos. Este sitio se reconoce por su belleza natural y la vida bucólica despreocupada que vivimos sus habitantes. Ayer era otra cosa. La gente recogía ramas y escombros, los trabajadores de la FPL (Florida Power and Light) se encaramaban a los remolques con andamios remendando cables de electricidad y conexiones por toda la ciudad.  La energía era lo que todo el mundo ansiaba recobrar. Y ayer por fin se restableció en gran parte de la ciudad. Dimos gracias por la luz y por el poder que viene con ella.

 

El ambiente de la ciudad se cargaba de  tristeza. Por dondequiera que pasamos los floridianos apenas respondían al saludo. <<How are you?>>  <<Surviving>>, era la respuesta lacónica. En el supermercado se sentía un halo de desolación. Al ver los estantes vacíos, me preguntaba si esto era el síndrome post traumático que se percibe después de una catástrofe. Durante el almuerzo en nuestro restaurante familiar, el Art Caffe, escuchamos las historias de gente que perdió viviendas y que sufrieron los embates de árboles y postes desplomados sobre coches y residencias, o los que aún no pueden regresar a sus hogares inundados. Y ni hablar de los que están en las zonas más afectadas. Los datos de pérdidas humanas ascienden a más de 120 en el último reporte, pero sabemos que todavía no se han calculado los que perecieron aplastados o la cantidad de ahogados en la marejada ciclónica. ¿Qué se requiere para tener la mala fortuna de hallarse bajo el ojo de un huracán que aplasta despiadadamente tu vida entera?

 

Cuando por fin llegamos a nuestra casa, Roberto y yo pudimos apreciar las averías en el lanai del patio. La malla quedó desgarrada, una puerta derrumbada,  y en varias partes se rompió la estructura. Cayeron tejas y el techo se ve desajustado en varias partes. No obstante, dimos gracias, porque al fin y al cabo eso no era nada comparado con los estropicios que sufrieron otros.   Nos comunicamos con amigos y vecinos. Al comprobar que todos están bien, pudimos afirmar: sobrevivimos.

 

 

 

martes, 19 de julio de 2022

El profeta de la Verdad


Lo vi llegar al salón acompañado de los otros comisionados.  De estatura pequeña, más delgado y pálido de lo que lo recordaba en las fotos y medios de comunicación, irradiaba un halo magnético que llenaba el espacio a su alrededor. Todos nos pusimos de pie y se hizo un silencio reverencial.

Era Pachito, como cariñosamente lo llaman sus amigos, el presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, el que ha liderado la tarea monumental de recolectar la Verdad de la guerra en Colombia a cargo de un equipo de recolectores de testimonios. Esta Comisión se creó como un compromiso de la firma del Acuerdo de Paz, dentro del Plan Integral Para la Paz. El informe  que se dio a conocer el 28 de junio pasado tras cuatro años de infatigable trabajo contiene diez volúmenes de más de siete mil páginas de datos y documentación sobre todas las áreas del conflicto armado que ha afectado el país durante seis décadas.

Este ser un tanto etéreo ha logrado confesiones y arrepentimientos de los más contumaces criminales que arrojan luz sobre los mantos de silencio y de conspiraciones que han permeado todos los sectores de la sociedad.  Desde los más temibles líderes guerrilleros, comandantes paramilitares, altos rangos de las fuerzas militares, grandes capos de la mafia y de las bandas criminales que operan en Colombia, hasta expresidentes y gobernantes, se han sentado ante Francisco de Roux y sus comisionados para contar sus verdades y en algunos casos, pedir perdón a las víctimas. El reporte no se limita a revelar datos y testimonios de los actores del conflicto, sino que abarca a todos los sectores implicados, incluyendo un capítulo dedicado a las violencias de género,  de la población LGTBIQ, de los afros y de las comunidades étnicas. Otro capítulo especial  se dedica a los impactos que ha tenido el conflicto en los ciclos de la naturaleza.

Yo había acudido como escritora invitada por el Comité al acto de entrega del informe ante los organismos internacionales y víctimas del conflicto que se encuentran asiladas en este país.  Este acto constituía un gran evento para mí.  En el evento del US Institute of Peace, se hicieron las presentaciones protocolarias por parte del director del Instituto. Luego, la directora del Comité de Derechos Humanos de los colombianos en el exterior introdujo a los comisionados y cada uno tuvo la oportunidad de exponer las premisas fundamentales del Informe.  

 En su presentación, Francisco de Roux recordó el número de víctimas que perdieron la vida durante décadas de confrontación violenta. “Esta no fue una guerra civil –dijo–  fue una guerra contra los civiles”.  Más del 90 por ciento de las víctimas fueron civiles inocentes. Se refirió a los métodos deleznables que utilizaron los actores armados para ejercer la violencia: los innumerables desplazados, desaparecidos, torturados, secuestrados y los que se vieron obligados a huir del país para refugiarse en el exilio.  Nombró los múltiples actores incluyendo a la guerrilla, los paramilitares, las fuerzas armadas, la Policía, el Estado y los narcotraficantes.  Mencionó los factores de persistencia que impiden frenar las confrontaciones y entran en una era de paz. Por último, reafirmó la petición que hizo a la comunidad internacional ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: "Pedimos a la comunidad internacional que no nos den nada para la guerra. Queremos una política de paz y no de militarización.  La Comisión pide comprender lo equivocado de la pretensión de que el prohibicionismo puede detener el narcotráfico cuando lo que hace es aumentar las ganancias del negocio".

La gente escuchaba a Pachito con reverencia. La cadencia de su voz y la firmeza de sus palabras contrastaba con la mirada amable hacia sus interlocutores. Su tono, un tanto melódico, mantenía la atención extasiada de la audiencia. Todas las miradas se enfocaban en esta figura sencilla, casi evanescente, y sin embargo, tan contundente.

Entonces, recordé las palabras de Mario Calderón en su manifiesto, El derecho a la herejía: “Los profetas son aquellos que hablan delante de los importantes, de los serios, los aceptados, los legitimados, los decentes. Hablan para develar y desenmascarar”.  Y comprendí que estaba ante un profeta (pro-fari), un hombre que no teme porque tiene la certeza de que lo que hace dejará una huella imborrable e imperecedera. Ojalá que no corra la suerte de la mayoría de los profetas, como lo precisó Calderón, “los profetas como los herejes no tienen otra alternativa que resistir, desobedecer, ser tenaces e irreductibles… El peligro es que los ortodoxos gozan del uso legitimado de la violencia para perseguirlos”, como le ocurrió a Jesús, a Ghandi, a Camilo, a Galileo y al propio Mario Calderón.  En ese momento temí por él. Los grandes hombres nunca terminan bien.

Al término del acto, pidieron a los periodistas acercarse a la tarima para una rueda de prensa informal. Yo me uní al grupo y experimenté esa efervescencia de mi alma reportera que me remontó a mis años de juventud. Mi intención era diferente al resto de los comunicadores. Yo quería acercarme a ese hombre y sentir su presencia para impregnarme de su halo espiritual. Le hice una pregunta sobre cómo lograr que el gobierno de Estados Unidos acoja sus propuestas y cambie sus políticas con respecto al narcotráfico. Respondió con sabiduría y con tacto diplomático: “Hay esperanza de que el nuevo gobierno de Colombia establezca relaciones positivas y de colaboración con EEUU”. Se refirió al apoyo recibido por el gobierno americano al proceso de paz y a la Comisión de la Verdad.  Esta era la respuesta esperada. No podía ser de otra manera.

Al final, cuando los reporteros y las cámaras se alejaron yo me quedé y esperé a que terminara una conversación con el nuevo embajador de Colombia en Estados Unidos. Me subí a la tarima, me acerqué y le mostré mi libro Suma Paz con ansiedad contenida. Comencé a emitir el discurso que llevaba preparado:

Padre, es un gusto conocerlo le dije apresuradamente. Yo quería entregarle este libro que…

Antes de terminar la frase, me interrumpió:

 —¡Qué  es esa belleza!  ¿Usted es la autora de Suma Paz? 

Tomó el libro en sus manos, me dirigió una mirada de agradecimiento que encerraba un halo de tristeza, y me dijo:

Gracias por escribir este libro.

Entonces me atreví a continuar mi discurso:

Quería agradecerle por escribir el prólogo del libro.

Me respondió con un abrazo efusivo.  Un abrazo que me transmitió una comunión espiritual. Lo sentí menudo -una suma de huesos- una mezcla de fragilidad y de grandeza.

Él pasó las páginas del libro y al mirar las fotos, murmuró para sí mismo, “Mario y Elsa…”

Entonces, le pregunté, ¿Qué estaría haciendo Mario si estuviera vivo? ¿Cree que lo estaría acompañándolo en esta cruzada?

Me miró con un gesto conmovedor, pero no respondió. Interpreté su silencio como una posible evocación de ese amigo entrañable con quien compartió tanto en sus años de juventud, de búsqueda espiritual, de activismo social. No sé qué pasaría por su mente en esos segundos. Lo cierto fue que prometió leer el libro “hoy mismo, al regreso”. 

Al alejarme, no pude menos que pensar en la paradoja de estos dos seres: Pacho, que ha transformado el mundo con su liderazgo, y Mario, que no pudo concluir la labor para la que estaba destinado. Dos grandes profetas. Solo uno de ellos sobrevivió para asumir la gran tarea de rescatar la dignidad a través de la verdad.

 

 

miércoles, 29 de junio de 2022

El miedo a la verdad

 Por Elvira Sánchez-Blake

 

Muy significativo el acto de entrega del informe final de la Comisión de la verdad el pasado 28 de junio, en la que su presidente, Francisco de Roux hizo un llamado a todos los colombianos para trabajar sobre la paz GRANDE a través de las recomendaciones que se hacen en el documento.  El mensaje de de Roux fue explícito sobre la importancia de conocer la verdad como mensaje de esperanza para un futuro que resume el título del informe: “Hay futuro si hay verdad”.

 

Sin embargo fue muy notoria la ausencia de representantes del gobierno, de las fuerzas armadas y de los sectores económicos del país. El acto ni siquiera se transmitió por las cadenas nacionales del país. Solo por YouTube e Instagram. Confirma una vez más la escisión de los colombianos frente a los temas de paz y el miedo a reconocerla. El sacerdote hizo énfasis sobre este asunto, al afirmar que existe un gran sector de la población que no se ha enterado de los efectos de la guerra en Colombia por indiferencia o por indolencia.  Es esta misma clase de personas los que estuvieron ausentes y ajenas al acto y las mismas que por un temor generalizado extienden un manto de silencio ante el reto de conocer la Verdad.

 

No es de extrañar que las preguntas que pronunció Francisco de Roux durante la ceremonia continúen flotando en el imaginario colectivo:

 

¿Por qué el país no se detuvo para exigir a las guerrillas y al Estado parar la guerra política desde temprano y negociar una paz integral? ¿Cuál fue el papel del Estado y las instituciones que impidieron y más bien promovieron el conflicto armado? ¿Dónde estaba el Congreso, dónde los partidos políticos? ¿Hasta dónde los que tomaron las armas contra el Estado calcularon las consecuencias brutales y macabras de su decisión?

 

Estas preguntas fueron guía de la investigación que acometieron los once comisionados para producir un documento de 896 páginas de hallazgos y recomendaciones. No obstante muchas de las preguntas no tienen respuesta y siguen sin resolver.

 

Y es que el esclarecimiento de la verdad ha sido un trabajo arduo y difícil. Los comisionados han trabajado por cuatro años con un método riguroso y un equipo especializado en la recolección de testimonios a víctimas, actores armados, estamentos públicos, privados y empresariales, fuerzas militares, gobernantes y exgobernantes, y a todos se les han dado las mismas oportunidades de expresar y reconocer sus verdades. Uno de los aportes más valiosos ha sido la inclusión de un capítulo sobre la violencia sexual y de género y de los representantes de los LGBTIQ, algo que no había ocurrido antes en ningún informe de este tipo. Cabe mencionar que los informes sobre la verdad en países como Argentina, Guatemala, El Salvador, Chile y Suráfrica realizados después de guerras civiles incruentas, han sido decisivos en llevar a la estabilidad a estas naciones.

 

De Roux señaló con vehemencia a todos los actores violentos, comenzando por los actos macabros cometidos por la guerrilla, así como las masacres de los paramilitares, al tiempo que reprochó la impavidez de la gente que veía en los noticieros estos hechos como parte de lo que llamó “una novela barata”. Igualmente se refirió a los llamados Falsos Positivos como actos execrables cometidos por las fuerzas armadas para responder a las demandas de altos funcionarios que pedían bajas de subversivos. Dijo: “Diez muertos es malo, Cien es macabro, pero 6.400 es execrable”. El informe destaca que el Estado “usó la lógica del enemigo para justificar los homicidios de personas en condiciones de indefensión”.

 

El reto que tiene por delante la Comisión es hacer que la gente lea, vea, escuche y se entere sobre las revelaciones del informe. Este es un trabajo casi tan maratónico como el realizado hasta ahora por los comisionados y los recolectores de datos. Y es que en Colombia se niega a conocer y a aceptar la historia del conflicto, y se pasa por encima de los muertos y asesinatos con la misma indolencia con que se apoya o se concede a los poderosos la prerrogativa de controlar y decidir sobre la vida humana. 

 

¿Qué sigue ahora? El trabajo de sanar y restablecer una convivencia armónica continúa.

La tarea pendiente es concientizar a la ciudadanía para que comprenda que todos somos parte de esta verdad amarga que destapa el informe: hemos sido víctimas y victimarios por acción y por omisión al presenciar tantos actos horrendos que sucedían a nuestro alrededor sin mosquearnos y sin condonarlos. Las preguntas que pronunció de Roux deben al menos hacernos pensar y reflexionar:

 

¿Qué hicieron los líderes religiosos, los educadores, los jueces y fiscales que dejaron acumular la impunidad? ¿Qué papel jugaron los formadores de opinión y los medios de comunicación? ¿Cómo nos atrevemos a dejar que pasara y a dejar que continúe?  Y yo me pregunto, ¿Hasta cuándo seguiremos dando la espalda a la verdad con el silencio, la indolencia y la apatía?

 

            Las palabras que resuenan y hacen eco en múltiples medios, debería al menos hacernos reaccionar:

Si hiciéramos un minuto de silencio por cada una de las víctimas del

conflicto armado, el país tendría que estar en silencio 17 años.

Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad.

 

El informe de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad fue dado a conocer en una plataforma multimedia fácil de acceder y de ver, leer o escuchar, con el objeto de facilitar la difusión de sus hallazgos. Los archivos impresos y digitales quedarán alojados en el Museo de la Memoria con el fin “de ser parte del relato histórico del país y hacerse memorable para su población”.

 

 https://www.comisiondelaverdad.co/

https://www.youtube.com/watch?v=2Ap2gWBIeT0